Aragón – Valle de Hecho: explosión de colores en la Selva de Oza

El miércoles 29 de octubre tocaba abandonar los Valles Occidentales de Aragón para poner rumbo al Valle de Roncal, en Navarra. En los planes iniciales estaba visitar los pueblos de Burgui y Roncal antes de llegar a Isaba, lugar de mi nueva estancia. Sin embargo, el día de antes vi que la mañana iba a salir lluviosa, por tanto, sin dudarlo, decidí cambiar de planes y acercarme hasta la Selva de Oza para fotografiar su otoño.

Nada más levantarme por la mañana y subir la persiana vi que caía agua sin cesar. No era una lluvia torrencial, aunque era la justa para mojarte de lo lindo tirando fotos. No me importó, pues decidí seguir con mis planes aprovisionándome con un paraguas para no mojarme ni para que no se mojara la cámara.

Al adentrarme en la Selva de Oza supe que la mañana iba a ser un espectáculo. En lo alto se levantaban nieblas y seguía sin parar de llover provocando que los colores del otoño se acentuaran y se vieran brillantes. En cada hueco donde veía que podía dejar el coche hacía una parada, sacaba el trípode, el paraguas y me ponía a tirar fotos.

Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza

Las emociones siguieron en aumento al hacer una parada junto al río y adentrarme en la orilla. Corría bastante agua y el color otoñal a su alrededor era brutal.

Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza

La carretera también mostraba un manto colorido de hojas que se habían caído, aunque la mayoría permanecían en los árboles.

Otoño en la carretera de la Selva de Oza
Otoño en la carretera de la Selva de Oza
Otoño en la carretera de la Selva de Oza

La siguiente parada la hice al lado del refugio forestal hallado en la misma carretera. En ese momento paró algo la lluvia y pude hacer algunas fotos sin tener que echar mano al paraguas.

Otoño en el río Aragón-Subordán
Otoño en el río Aragón-Subordán
Otoño en el río Aragón-Subordán
Otoño en el río Aragón-Subordán
Otoño en el río Aragón-Subordán

La última parada fue en las inmediaciones del Campamento Ramiro El Monje. Dejé el coche en el Parking Selva de Oza y me acerqué hasta un pequeño puente por el que pasaba por debajo el Barranco Estriviella. La lluvia aceleró, caía agua de narices, pero no iba a abandonar en mi empeño de seguir haciendo fotos. Sin lugar a dudas, en este punto fue donde hice las fotografías más bonitas de toda la mañana.

Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza

Me di por satisfecho con todas las fotos conseguidas y decidí volver para poner rumbo al Valle de Roncal. No sin antes hacer una parada a la entrada de Siresa y captar su otoño por última vez en lo alto de la sierra.

Otoño en el Valle de Hecho
Otoño en el Valle de Hecho
Otoño en el Valle de Hecho

Y también, de camino a mi nuevo destino, hice otra parada para captar el otoño en el Valle de Ansó desde lo alto de la carretera. La imagen me recordó mucho al Bosque de la Pardina del Señor, en Fanlo.

Otoño en el Valle de Ansó

Hasta aquí la narración de mis emociones fuertes el día que me acerqué a la Selva de Oza. Sin lugar a dudas, hice las fotos otoñales más bonitas de mi vida. Y son ya unos cuántos otoños tirando fotos.

Para finalizar, cuando conocí la Selva de Oza hace cuatro años lo hice a la semana siguiente de conocer también el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Recuerdo decir que el otoño en la Selva de Oza no tenía nada que envidiar al del parque nacional. Cuatro años después, tras mi vuelta a la Selva de Oza, confirmo lo dicho. Y es que, cuando la Selva de Oza se viste de gala, muy pocos pueden hacerle la competencia en cuanto a belleza se refiere.

Navarra – Valle de Améscoa: ruta al Nacedero del Urederra

El lunes 11 de noviembre llegó el día que tanto estábamos esperando desde el mes de febrero: la visita al Nacedero del Urederra. Este era el principal objetivo de las vacaciones y el día anterior nos animó que se viera el hayedo tan colorido desde lo alto del Balcón de Pilatos.

Nuestra aventura comenzó sobre las 10:15. Nada más empezar a internarnos en la profundidad del hayedo por el que discurre el río nos dimos cuenta de que el agua estaba azul-verdoso. Ello me alegró también profundamente, puesto que una semana antes me dijo un compañero de trabajo que él había visto el agua marrón durante su visita en el Puente de los Santos.

Caseta de bienvenida a la entrada
Valla de entrada
Llegada al primer mirador
Bajando al primer mirador

Nada más llegar al primero de los miradores no pude evitar tirar una foto al agua y mandársela a mi compañero diciendo «toma agua marrón». Solo quería darle un poquito de envidia porque yo estaba teniendo la suerte de ver el agua azul-verdoso y con un espectacular colorido otoñal alrededor.

Vistas desde el primer mirador
Vistas desde el primer mirador
Vistas desde el primer mirador
Vistas desde el primer mirador

La aventura no había hecho nada más que comenzar y ya estábamos alucinando. Y aún quedaría la mejor parte del camino. Tras haber estado un ratito captando al río Urederra nos pusimos en movimiento.

En busca de más miradores

El paseo es muy suave, sin desniveles largos y cada tres pasos nos paramos para seguir captando el otoño en toda su esencia. Un segundo salto de agua hace que nuestros pies se paren y sigamos viviendo en este increíble cuento de fantasía.

Cascada del Urederra
Cascada del Urederra
Cascada del Urederra
Cascada del Urederra

Bajamos hasta otro de los miradores, aunque la estampa de la cascada anterior me gustó más desde lo alto.

Bajando al mirador
Río Urederra
Cascada del Urederra
Cascada del Urederra
Cascada del Urederra

Con la emoción en nuestras caras por todo lo que estábamos viendo tocó seguir ascendiendo en busca de más miradores y saltos de agua.

Siguiendo la senda
Siguiendo la senda
Río Urederra
Río Urederra
Río Urederra
Río Urederra
Río Urederra
Río Urederra
Río Urederra
Río Urederra
Río Urederra
Río Urederra
Río Urederra

El último de los saltos de agua fue el que más me impactó. Aunque la caída no es tan grande como otras que te encuentras por el camino, el entorno del que estaba rodeado le hacía una preciosa estampa otoñal. No sé la de tiempo y fotos que invertí en este trocito de agua. Hasta Mery y Pepe no quisieron perderse este espectáculo.

Cascada del Urederra
Cascada del Urederra
Cascada del Urederra
Mery y Pepe en la cascada del Urederra

Nos comimos el bocadillo debajo de unas grandes hayas.

Hayedo del Urederra

Aquí finaliza la ruta y nos dimos la vuelta. En total estuvimos 5 horas fotografiando todo el entorno. Una ruta que tiene tan solo 7,5 km de ida y vuelta y prácticamente llana. Pero es que es tan bonita, tan fotogénica y tan espectacular que quieres llevarte de recuerdo en la cámara cada rincón del Urederra.

A nuestra llegada al coche dije «ya he cumplido con lo que quería, que era ver el entorno del Urederra con un bonito color otoñal. Ya me da igual si el resto de días no encontramos un otoño bonito».

Para finalizar, tan solo decir que en el año 2021, al conocer el otoño del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, dije que difícilmente iba a encontrar un lugar en España con semejante otoño. Estaba equivocado, muy equivocado. Me atrevo a decir que el otoño encontrado en el Nacedero del Urederra está al mismo nivel que el del Pirineo Aragonés. Me gustó tanto que… ¡ya tengo en la mente una posible fecha en la que volver!

Extremadura – Tierra de Montánchez: ruta al castañar de Montánchez 2023

El sábado 25 de noviembre me acerqué por la tarde hasta Montánchez, localidad cercana a Cáceres, para adentrarme en su castañar. Quince días atrás estuvo un amigo y al mandarme fotos vi que estaba aún demasiado verde, por lo que deduje que en un par de semanas tomaría el color ocre y amarillo que me hubiera gustado.

Sobre las 16:00 mis pies se ponían en movimiento y se dirigían hacia el castañar. Los malos presagios aparecieron enseguida al ver desde lejos el castañar sin apenas hojas. Por momentos, mantuve la esperanza de que se tratara de los robles, que siempre tiran la hoja antes, pero la realidad era que tampoco se veía el monte lleno de color como otras veces.

Al llegar hasta los primeros castaños confirmé que estaban prácticamente pelados de hojas. Este otoño ha sido muy raro. Llegó muy tarde debido a los calores de primeros de octubre; y se ha ido súper rápido. Otros años he accedido a este castañar el último día de noviembre y aún quedaban la mitad de las hojas en los árboles. Resumiendo: no entiendo este otoño de mierda.

Paseé un ratito por él para captar algunas fotos. Al menos, me sirvió para salir de casa y desconectar un poco.

Castañar de Montánchez
Castañar de Montánchez
Castañar de Montánchez
Castañar de Montánchez
Castañar de Montánchez
Castañar de Montánchez
Castañar de Montánchez
Castañar de Montánchez
Castañar de Montánchez
Castañar de Montánchez
Castañar de Montánchez
Castañar de Montánchez
Castañar de Montánchez
Castañar de Montánchez
Castañar de Montánchez
Castañar de Montánchez
Castañar de Montánchez
Castañar de Montánchez
Castañar de Montánchez
Montánchez
Montánchez
Cabra

Creo que con esta salida daré por finalizadas las aventuras otoñales del 2023, que ya da signos de agonizar. Siendo realistas, no ha sido el mejor otoño que he fotografiado, aunque, bien es cierto que he viví emociones fuertes el día que fui a las Gorgas de Alba, en el Valle de Benasque; al hayedo de Salenques, en el Valle de Barrabés; o en la carretera del Puerto de Honduras, en el Valle del Ambroz.

Sin más que contar, en mi cabeza ya tengo un esbozo del posible destino otoñal del año que viene. Aunque será el primero de muchos años que no tenga seguro de si voy a poder ir. En caso de que sí se pueda, ya sabéis: el otoño del norte está por encima de cualquier otro. Y será en una Comunidad Autónoma que aún no he pisado 🙂 🙂 🙂