Extremadura – Cáceres: fotografiando a los abejarucos

Hoy, festivo nacional por ser el Día del Trabajador, lo he aprovechado para ir en busca de los abejarucos. Sobre las 10:15 me presentaba en el lugar al que he acudido otros años y, todo hay que decirlo, lo hacía sin tener mucha esperanza de conseguir alguna foto. Enseguida, me he dado cuenta de que, aunque se escuchara por los alrededores el canto de estas bellas aves, no los veía bajar hasta el lugar donde había puesto el coche. Apenas he estado allí 15 minutos, pues la experiencia de los últimos dos años me decía que allí ya no anidaban, a pesar de que los agujeros en la tierra siguen estando.

Me he guiado por el canto de los abejarucos y, sobre todo, por un coche que estaba aparcado cerca de donde estaba yo. Allí también había alguien con su cámara y objetivo; los nidos de los abejarucos no estaban muy lejos. He aparcado justo detrás y se veía volar a los pájaros cerca, pero aún así quedaban algo lejos de mi objetivo. Ha sido al irse el coche que tenía delante cuando he aprovechado y he acercado el mío hasta una roca que servía de posadero. Aquí es donde ha comenzado el festival de tirar fotos a las aves.

Pareja de abejarucos europeos
Abejaruco europeo
Abejaruco europeo
Abejaruco europeo
Abejaruco europeo
Abejaruco europeo
Abejaruco europeo

La foto que más me ha gustado de toda la sesión ha sido una donde he podido captar a un abejaruco en vuelo. Según la he visto en la cámara ya sabía que apuntaba a ser la foto estrella de la mañana.

Abejaruco europeo en vuelo

Están siempre pendientes a su alrededor para cazar su presa favorita: las abejas.

Abejaruco europeo comiendo
Abejaruco europeo comiendo

Más fotos en vuelo, aunque no tan bonitas como la anterior.

Abejaruco europeo en vuelo
Abejaruco europeo llegando al posadero

La pareja vigila los alrededores del nido y se turnan para entrar. Es escaso el tiempo que permanece junta en la roca.

Pareja de abejarucos europeos
Pareja de abejarucos europeos
Pareja de abejarucos europeos
Pareja de abejarucos europeos
Abejaruco europeo llegando la posadero

Brevemente, ha pasado un milano negro por encima. La foto no es que sea de muy buena calidad, pero me ha hecho ilusión hacerla.

Milano negro en vuelo

Casi al tiempo de volver a casa un abejaruco me ha dado algunas poses bonitas.

Abejaruco europeo
Abejaruco europeo
Abejaruco europeo
Abejaruco europeo
Abejaruco europeo

Tendría una última sorpresa antes de venirme a casa. Una cigüeña blanca volaba muy bajo y creo que su intención era posarse por allí cerca, pero al ver el coche se ha marchado lejos. Me ha dado tiempo a hacerle algunas fotos chulas.

Cigüeña blanca en vuelo
Cigüeña blanca en vuelo
Cigüeña blanca en vuelo

Sin más que contar, me despido hasta otra aventura. No es nada descartable que vuelva a acercarme próximamente para seguir haciendo fotos a los abejarucos. La siguiente visita será por la tarde, que la luz seguramente sea mejor.

Un saludo.

Extremadura – Cáceres: fotografiando paseriformes en la Sierra de la Mosca

El pasado domingo, Día del Libro, no lo dediqué a la lectura. En su lugar disfruté de otra de mis aficiones: la fotografía de aves.

Desde hacía tiempo quería acercarme hasta la Sierra de la Mosca y entrar al bebedero que gestiona Rubén Cebrián en su parcela. Quise haber ido a principios de año, pero, finalmente, me dije de ir en primavera cuando hubiera más variedad de aves. Y la verdad es que me volví a casa con un recopilatorio de 16 aves distintas.

Ordenándolas alfabéticamente estas fueron las que entraron al bebedero, algunas más asiduas que otras.

Abubilla

Aunque por la zona se encuentra esta especie no es común que entre al bebedero. Su paso fue de tan solo un minuto y no llegó a beber. Tan solo estuvo andando por debajo.

Abubilla

Carbonero común

Antes de meterme en el hide sabía que entraría, pues es bastante habitual. De hecho, en mi mente no tenía pensado hacer fotos a esta especie porque son muchísimas las que tengo ya. Cambié de opinión cuando un individuo se posó y me dio bastante juego con las luces y reflejos.

Carbonero común
Carbonero común
Carbonero común
Carbonero común
Carbonero común
Carbonero común

Escribano soteño

De esta especie tan solo me entró la hembra, más apagada que el macho. Cuando entré a este mismo bebedero en agosto de 2021 sí entraron a beber tanto el macho como la hembra.

Escribano soteño
Escribano soteño
Escribano soteño
Escribano soteño

Estornino

Recuerdo que la primera vez que fotografíe paseriformes en un hide en Monfragüe, al ver un grupo de estorninos, creí que se trataban de mirlos. Me dijeron la diferencia entre uno u otro y el domingo al ver ambos en el bebedero pude distinguirlos perfectamente. Decir que uno de los estorninos me brindó las fotos que más me gustan de toda la sesión, con increíbles baños.

Estornino
Estornino
Estornino
Estornino
Estornino
Estornino
Estornino
Estornino
Estornino
Estornino

Herrerillo común

Junto al carbonero común, el herrerillo común era otra especie que sabía al 100% que me iba a entrar. De hecho, apenas le hice fotos debido a que, igualmente, tengo muchísimas de esta especie. De la sesión tan solo me he quedado con tres.

Herrerillo común
Herrerillo común
Herrerillo común

Jilguero

¡Qué bonitos son los jilgueros! Sin duda, se encuentra entre mis pájaros favoritos. Cuando era adolescente tuvimos cinco en un voladero y no paraban de cantar. Me podía pasar tranquilamente dos horas sentado en una silla viendo cómo cantaban.

Jilguero
Jilguero
Jilguero
Jilguero
Jilguero

Mirlo

El mirlo es uno de esos pájaros que a mucha gente le da muy mal rollo. Al ser todo negro lo relacionan con algo malo, con la muerte (igual que a los cuervos). Sin embargo, a mí los mirlos me encantan y siempre que he podido fotografiarlos me han dado muy buenas poses. El domingo no iba a ser menos.

Mirlo
Mirlo
Mirlo
Mirlo
Mirlo
Mirlo
Mirlo
Mirlo
Mirlo
Mirlo
Mirlo
Mirlo
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Extremadura – La Vera: Ruta del Trabuquete, Mirador La Serradilla y Cascada del Diablo

Ruta del Trabuquete (mañana)

El pasado sábado, día 25 de febrero, fue el día para volver a la comarca de La Vera y así seguir visitando zonas que tenía en la lista desde principios de año. La idea era acometer la ruta del Trabuquete, que parte desde Guijo de Santa Bárbara.

Eran las 10:15 aproximadamente cuando mis pies se ponían en movimiento desde el pueblo. Dejé el coche a la entrada, en el aparcamiento de la plaza, y desde ahí crucé la población en busca del Restaurante El Trabuquete, pues desde aquí parte el camino que te lleva hasta el charco.

Restaurante El Trabuquete
Cartel informativo

Al principio, el camino desciende ligeramente. Hay que estar pendiente de una bifurcación para no tomar el camino equivocado. Aunque parezca confuso, no hay que coger el camino que baja al río. Se debe coger el de la derecha, aunque, una señal en una roca te lo indica claramente.

Camino de bajada
Indicaciones al Trabuquete

Al fondo se veía el sistema montañoso de Gredos. Por allí arriba debía hacer frío.

Hacia el Charco del Trabuquete

El primero de los puentes que cruza el río aparece. Aquí recordé una anécdota que pasó hace casi 26 años durante unas vacaciones familiares y con amigos en nuestra búsqueda hacia el objetivo del día.

Primer puente encontrado

A partir del puente anterior el camino comienza a ascender suavemente. Y es cuando las piernas empiezan a andar más despacio. Suerte que ese día estrenaba el bastón de senderismo que me regalaron mis amigos en mi cumpleaños y me ayudaba durante la subida.

En un momento dado, me di la vuelta y las vistas de todo lo caminado eran muy bonitas.

Vistas subiendo al Charco del Trabuquete

Cuando la cuesta termina, giras en una curva y ya se ve el charco. El esfuerzo mereció la pena, pues corría bastante agua (aunque no toda la que debería llevar).

Charco del Trabuquete
Charco del Trabuquete
Charco del Trabuquete

Mientras me comía un bocadillo para retomar fuerzas vi posado en un roca a un mirlo acuático. Aunque la foto es pésima, menos es nada.

Mirlo acuático en El Trabuquete

Esta ocasión, Mery y Pepe no se quedaron atrás y me acompañaron en el viaje. También quisieron su momento de gloria.

Mery y Pepe en el Charco del Trabuquete

Una última foto con el bastón antes de seguir con los planes del día. Este es el inicio de unas cuántas rutas con él. En otoño espero que me acompañe a rutas senderistas mucho más espectaculares.

Bastón en El Trabuquete

Una vez terminado el bocadillo, decidí subir unos metros más arriba hacia la Poza de la Estaca. Se encuentra a tan solo 5 minutos. Por el camino seguí fotografiando los saltos de agua.

Saltos de agua
Saltos de agua
Puente y Poza de la Estaca
Poza de la Estaca

Aquí decidí darme la vuelta y volver hacia el pueblo. Para los más valientes (yo lo fui en el año 2011), se puede seguir la ruta hacia el Refugio de las Nieves. Es un buen tirón, pues recuerdo que el camino estaba lleno de piedras que te reventaban los pies.

Sobre las 13:30 más o menos estaba de vuelta. Comí en el Restaurante El Trabuquete. Tan solo pedí un plato: espaguetis negros con sepia y pimentón de La Vera. Me encantó.

Último vistazo hacia la Sierra de Gredos
El pueblo está cerca
Espaguetis negros con sepia y pimentón de La Vera

Mirador La Serradilla y Cascada del Diablo (tarde)

La idea era haberme vuelto a Cáceres nada más comer, pero, visto que aún eran tan solo las 14:45 miré en el mapa si Villanueva de la Vera quedaba muy lejos. Como estaba a media hora decidí ir hasta allí y así ver la Cascada del Diablo, que intuía que debía llevar algo de agua.

Pero antes de eso me topé con el Mirador La Serradilla, ubicado en la carretera que une Guijo de Santa Bárbara con Aldeanueva de la Vera. Me tomé 10 minutos para hacer fotos.

Llegada al mirador
Guijo de Santa Bárbara desde el mirador
Jarandilla de la Vera desde el mirador
Mery y Pepe postureando
Mery y Pepe postureando

Sobre las 15:30 llegué hasta el aparcamiento de la Cascada del Diablo, no sin que antes me cayeran granizos en Villanueva de la Vera, aunque fue poca cosa.

Aparcamiento de la Cascada del Diablo

En apenas 10 minutos estás ante la cascada. Me alegró ver que llevaba bastante agua, no obstante, siendo sinceros, debería llevar mucha más. Este es el caudal que debería llevar en mayo. Si no llueve durante la primavera, la cascada pinta muy mal en verano.

Cascada del Diablo
Cascada del Diablo
Mery y Pepe en la Cascada del Diablo
Cascada del Diablo

Y este fue mi día por La Vera el pasado sábado. Creo que fue bastante completo y lleno de recuerdos, pues durante las vacaciones veraniegas mencionadas anteriormente del año 1997 también estuvimos pasando un día en la Cascada del Diablo.

Sin más que decir, me despido hasta otra aventura. Siendo realistas, no sé cuándo ni dónde será, pero ya se me ocurrirá algo 🙂

Extremadura – La Vera: visitando las gargantas de Cuacos de Yuste y Garganta la Olla

El pasado sábado, día 21 de enero, fue un día para volver a una de mis comarcas favoritas de Extremadura: La Vera. Era un viaje que tenía en mente desde hace un mes, pues tras las lluvias del mes de diciembre era previsible que por las gargantas corriera bastante agua.

Como con la meteorología nunca se sabe y es incierto cuándo va a volver a llover, quería acercarme antes de que se metiera la primavera. Fue a mediados de semana cuando tomé la decisión de realizar la visita. Además, desde mis vacaciones otoñales por Asturias no había vuelto a salir de aventura y tenía ganas de echarme de nuevo al campo.

La primera parada fue en Cuacos de Yuste. Descubrí casualmente el Mirador de las Ollas y me lo apunté en la lista como visita obligada.

Mirador de las Ollas
Mirador de las Ollas
Mirador de las Ollas

El paraje me encantó. Y me llevé una alegría enorme al ver cómo corría brava el agua por la garganta. Después de la enorme sequía del año pasado es una delicia ver los ríos y embalses recuperados.

La siguiente parada fue el Mirador de la Serrana, en las inmediaciones de Garganta la Olla. Para llegar hasta allí tomé la carretera que sube al Monasterio de Yuste y luego cogí el camino vecinal (asfaltado) hasta Garganta la Olla. Su ubicación no resulta nada complicado encontrarlo.

La Serrana
La Serrana
Vistas desde el mirador hacia Garganta la Olla
Vistas desde el mirador hacia Garganta la Olla

Y justo antes de entrar en el pueblo hice una parada en Garganta Mayor, lugar donde en verano los turistas (y no turistas) se dan un muy refrescante baño en la piscina natural. De aquí tengo recuerdos de unas vacaciones veraniegas en familia, allá por el año 1997 o 1998.

Garganta Mayor
Garganta Mayor
Garganta Mayor
Garganta Mayor
Garganta Mayor
Garganta Mayor

Como aún quedaba tiempo para la hora de comer decidí hacer una visita al interior del Monasterio de Yuste. Ya entré hace algunos años y mi objetivo tan solo era hacer una foto desde el jardín. Tuve que pagar la entrada básica (7 euros) para poder hacerlo. Además, de tener que aguantar las impertinencias de cierto guarda de seguridad que observaba con lupa cada paso que daba. No sé si es que me vio con cara de querer hacer algún acto de vandalismo.

Monasterio de Yuste
Monasterio de Yuste
Monasterio de Yuste
Monasterio de Yuste
Monasterio de Yuste

De vuelta en Cuacos de Yuste comí en el Hotel Restaurante Moregón, situado en la avenida principal del pueblo (avenida de la Constitución para ser más exactos). De primero comí unos entremeses. Y de segundo, cabrito al horno. Decir que el segundo plato me encantó.

Entremeses de primero
Cabrito al horno de segundo

Para terminar mi aventura por La Vera decidí pasar mi última hora en el cementerio de los alemanes. Se ubica en la carretera de subida al Monasterio de Yuste. No tiene pérdida alguna y desde la misma carretera se ve.

Cementerio de los alemanes
Cementerio de los alemanes
Cementerio de los alemanes

Antes de acabar, decir que tanto Garganta la Olla como Cuacos de Yuste forman parte de los cinco conjuntos históricos-artísticos de la comarca. Yo no me di un paseo por ellos, pero bien merece la pena recorrer cada uno de sus callejones. Os animo a visitar esta entrada del blog que publiqué hace unos años y donde recopilo la visita a las cinco poblaciones:

Sin más que decir, fue una breve visita por esta preciosa comarca del norte de Extremadura. Junto al Valle del Ambroz en otoño son las dos que más me gustan de nuestra región.

De cara a la primavera quiero volver a la zona para seguir haciendo fotos. Y, sobre todo, para disfrutar una vez más de mis dos aficiones favoritas: turismo y fotografía.

Extremadura – Sierra de San Pedro: fotografiando al elanio azul en el hide de El Millarón

El pasado 2 de enero comencé el año como a mí me gusta: saliendo a tirar fotos. En los últimos años he estrenado el primer mes yendo a alguno de los hides de El Millarón. En ocasiones pasadas fue el águila imperial o varios paseriformes.

En el mes de diciembre llamé a El Millarón para preguntar por la disponibilidad del hide de águila imperial, que si bien es cierto ya tenía fotos obtenidas en el mes de enero de 2020, quería volver a repetir la experiencia debido a que fue uno de los mejores momentos que he vivido fotografiando fauna. Hablando con Teo me dijo que tenían disponible también el hide de elanio azul. ¡Menuda cabeza tengo! Era algo que sabía y tenía ganas de entrar desde el mes de septiembre, cuando pusieron en marcha este hide. Por tanto, realicé la reserva para el día 2 de enero y así estrenar el Año Nuevo como Dios manda.

Eran las 9:30 aproximadamente cuando llegué hasta el hide. Enseguida, supe que iba a tener fortuna, pues el elanio estaba posado en un poste esperando su comida. Posteriormente, nos vigilaba desde una encina.

Apenas pasaron 30 segundos desde que se fue el guía cuando vi que se lanzó a los posaderos. Suerte que tenía ya preparados todos los parámetros de la cámara para poder fotografiarlo con toda su belleza.

Elanio azul llegando al posadero
Elanio azul en vuelo
Elanio azul en vuelo

En la primera bajada tan solo me centré en intentar captarlo en vuelo. Enseguida, se marchó y dio paso a un pequeño alcaudón real que observaba todos los movimientos del elanio. Él también quería su festín.

Alcaudón real
Alcaudón real
Alcaudón real dándose su festín
Alcaudón real dándose su festín

En tan solo 15 minutos, tanto el elanio como el acaudón terminaron con su comilona. Teo volvió a bajar al hide para darles más comida y así seguir captando a estas bellas aves, aunque, en la segunda tanda tan solo me centré en fotografiar al elanio con el Canon 400mm f2.8, que la marca pone a disposición de los clientes de Canon. Disfruté como un niño chico, igual que siempre que le he dado uso, al tener a ese pedazo de «pepino» en mis manos.

Elanio azul
Elanio azul
Elanio azul
Elanio azul
Elanio azul
Elanio azul
Elanio azul
Elanio azul
Elanio azul
Elanio azul
Elanio azul

En apenas una hora y cuarto la sesión de elanio azul había terminado. En la tarjeta de memoria me llevé un gran número de fotografías y en la cabeza un imborrable recuerdo de un ave que llevaba tiempo queriendo fotografiar. Tenerlo delante a escasos metros es una sensación indescriptible.

El año 2023 ha empezado tirando fotos a una especie bonita. Si los planes siguen su curso espero poder finalizarlo (por noviembre aproximadamente) de la misma manera. Y es que desde octubre de 2021 tengo una espina clavada por no haber logrado fotos de otra ave que tengo en la lista desde hace años. Y no voy a parar hasta lograrlo.

Sin más que contar, me despido hasta otra aventura. De cara a la primavera espero poder traeros más fotos, tanto de fauna como de paisajes.