Aragón – Valle de los Arañones: visita guiada a la Estación Internacional de Canfranc

En otoño de 2023, durante mi estancia en Torla (Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido), planifiqué ir a la Estación de Canfranc. Tenía reservada una visita guiada contratada con la empresa Sargantana a las 17:00, sin embargo, el día de antes los llamé para cancelar dicha visita. El motivo fue que para ese día íbamos a estar en alerta amarilla de vientos y lluvia en todo el Pirineo Aragonés, por tanto, decidí no jugármela y dejar la visita para otra ocasión.

Esa otra ocasión llegó el día 27 de octubre de este año. Igualmente, tenía contratada la visita guiada con la misma empresa, salvo que esta vez la tenía para las 12:00.

Desde mi hotel de Siresa se tarda aproximadamente una hora, por lo que salí con mucha antelación para así hacer algunas fotos antes de que comenzara la visita.

Al llegar, el monte de detrás de la estación lucía un bonito colorido otoñal, justo lo que también iba buscando. El día iba a estar muy soleado, así que aproveché para hacer algunas fotos antes de que levantara el sol justo por detrás de ese monte.

Estación de Canfranc
Estación de Canfranc

He de decir que la Estación de Canfranc estuvo abandonada y prácticamente en ruinas desde los años 70 del siglo pasado hasta el año 2020, año donde fue reconvertida en un hotel de cinco estrellas llevada a cabo por el grupo Hoteles Barceló.

Pronto, el sol se alzó alto y la estación comenzó a cobrar otro sentido. Siempre odio los días soleados para hacer fotos, sin embargo, esta vez lo agradecía para que la estación se iluminara y saliera a la luz toda su belleza.

Me entretuve por sus alrededores antes de que llegara María, persona que iba a guiarnos por toda la estación para contarnos su historia.

Vagón de tren
Vagón de tren
Estación de Canfranc

Uno de los vagones sirve como restaurante y está gestionado por el mismo personal del hotel. El chef que cocina tiene dos Estrellas Michelín y si quieres comer allí debes reservar con tres meses de antelación como mínimo.

Vagón-Restaurante de Canfranc
Distancias kilométricas a otras estaciones

La estampa de la estación con su otoño colorido detrás me pareció preciosa.

Estación de Canfranc
Estación de Canfranc

Este mismo año se ha inaugurado la nueva línea de tren hasta Jaca. Entré un momento a la estación para ver las vías.

Nueva línea de tren a Jaca
Nueva línea de tren a Jaca

Antes de ir hasta el punto de encuentro para comenzar con la visita guiada me entretuve haciendo más fotos por los alrededores. La verdad es que la estación es una auténtica maravilla y toda una obra de arte.

Alrededores de la Estación de Canfranc
Alrededores de la Estación de Canfranc
Alrededores de la Estación de Canfranc

El punto de encuentro era el puente sobre el río Aragón, ubicado a los pies de la estación.

Puente sobre el río Aragón en la Estación de Canfranc
Puente sobre el río Aragón en la Estación de Canfranc

Desde este puente tiré la foto más bonita del día y que estampa la belleza de la estación con el otoño de fondo.

Estación de Canfranc

María llegó puntual a las 12:00 y comenzamos la visita guiada. Decir que fue un auténtico placer escucharla contar historias de este mítico lugar: el cómo surgió la idea de inaugurar una estación de tren en mitad de un valle glaciar, el cómo se gestionaban los negocios en la estación, la parte que pertenecía a España, la que pertenecía a Francia o el negocio llevado a cabo entre Franco y Hitler en los años de la Segunda Guerra Mundial. No os contaré más y os animo a visitar la estación, con visita guiada, para que aprendáis más de estas cosas. Además, descubriréis historias que no se encuentran por la red. Las más valiosas y las más verdaderas. Aquellas que han dejado en herencia la gente mayor que trabajó en el siglo pasado en este enclave. Algunas ponen los pelos de punta y no dejas de admirar el valor que tuvieron algunas personas en los años de guerra.

La visita duró una hora y media, con entrada incluida al hall del hotel.

Hall del Royal Hideaway Hotel

Después de comer, antes de volver a Siresa, me di una última vuelta por los alrededores de la estación. Me fui hasta la parte vieja, la que aún no ha sido reformada. Aunque hay un proyecto de rehabilitación que no se sabe cuándo comenzará.

Alrededores de la Estación de Canfranc
Antiguas vías de tren que siguen de exposición
Antiguas vías de tren que siguen de exposición
Antiguas vías de tren que siguen de exposición
Viejos almacenes de la Estación de Canfranc

Antiguas vías de tren que siguen de exposición
Viejo vagón de tren abandonado
Vagón de exposición

La última foto la hice apoyado en la fachada principal de lo que ahora es un hotel.

Fachada del Royal Hideaway Hotel

Por cierto, dato interesante: la longitud de la Estación de Canfranc es de 241 metros, 12 metros más de lo que medía el Titanic. Una auténtica locura hacer esto en los años 20 del siglo pasado.

Hice una última parada en la Torre de Fusileros, ubicada en la carretera que lleva desde Canfranc-Estación hasta Canfranc pueblo (no confundir porque son dos pueblos distintos).

Torre de Fusileros

Hasta aquí mi aventura por la Estación de Canfranc. En mi segundo día por el Pirineo Aragonés me quité otra de las espinas que tenía clavadas. Esta desde dos años atrás.

Al día siguiente tocaría quitarme la tercera de las espinas clavadas subiendo hasta el Valle de Aguas Tuertas, lugar al que me dolió muchísimo no haber podido subir durante mi estancia en el otoño de 2021.

Aragón – Valle de Ansó/Valle de Zuriza: ruta por el Bosque de Gamueta y visita a Taxeras

El domingo 26 de octubre iniciaba mis típicas vacaciones otoñales por el norte de España. Esta vez lo haría volviendo a Aragón dos años después de mi anterior visita. Y cuatro años después de mi primera visita a los Valles Occidentales.

El objetivo en esta ocasión era visitar cosas que no pude completar en años anteriores. La primera de las espinas clavadas me la quería quitar visitando el Valle de Ansó para acometer la ruta por el Bosque de Gamueta, considerado el mayor hayedo de todo Aragón. Es una ruta que quise hacer en otoño de 2021, pero finalmente no la hice porque no me informé bien de ella y no supe desde dónde partía.

Este año iba con los deberes hechos y sabía que se inicia en el Refugio de Linza, al que se puede llegar en coche por una carreterita que se las trae.

Una semana antes de mi partida estuve observando día tras día a través de la webcam del refugio cómo avanzaba el otoño. Era consciente de que a mi llegada iba a encontrar el otoño bastante pasado, pero mantenía la fe en que las hojas permanecieran en los árboles y pudiera hacer fotos bonitas.

Mi fe fue recompensada nada más llegar y ver que el Bosque de Gamueta lucía un color espectacular. Muchos árboles tenían toda la hoja caída, pero el 80% del hayedo permanecía con las hojas en las ramas y un colorido ocre brutal.

Nada más ponerme en movimiento empecé a entretenerme tirando fotos. La espera de los cuatro años estaba mereciendo la pena.

Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta

Durante media hora aproximadamente estuve caminando entre el impresionante bosque. No había desnivel hasta que llegué a una pequeña subida. Una vez arriba, un cartel indicaba la vuelta hasta el Refugio de Linza. Sin embargo, seguí de frente, que es la ruta que hay que seguir para completarla de manera circular.

Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta

Llegué a un punto donde había que seguir subiendo. En el cartel informativo no indicaba que por ahí siguiera el Bosque de Gamueta, aunque hubo gente que tomó este camino. Me entretuve haciendo algunas fotos por los alrededores y, luego, escuché a más senderistas hablar que habían quitado el cartel del Bosque de Gamueta porque la senda estaba cortada. No sé si era verdad o no. En mi caso no me arriesgué y me di la vuelta para volver al refugio por el camino alternativo que me encontré unos metros atrás.

Aquí me di la vuelta

Volviendo me entretuve mucho haciendo fotos a las hayas que lucían sus mejores colores.

Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta

Tomé el camino alternativo para llegar al Refugio de Linza.

Hacia el Refugio de Linza

Apenas llevaba unos metros caminados y supe que la elección de volver por este camino fue acertadísima. Fue increíble caminar por mitad del hayedo luciendo esos colores. No dejaba de asombrarme, de mirar para arriba a las copas de los árboles y de disparar fotos como loco.

Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta

Cuando apenas quedaba un cuarto de hora para llegar al refugio el tiempo comenzó a cambiar. Se levantó bastante viento y empezó a llover algo. No me disgustó ni mucho menos, pues yo ya me estaba llevando un buen recuerdo del Bosque de Gamueta. Además, sin yo saberlo Gamueta se estaba preparando para darme una despedida de escándalo.

Llegando al refugio

Nada más terminar la ruta, y una vez había guardado ya la cámara en el coche, la curiosidad me picó y me acerqué hasta un pequeño riachuelo que corría al lado del refugio, a tan solo 10 o 15 metros. Llovía con más fuerza, provocando que las hojas brillaran y los tonos ocres y amarillos se acentuaran. Sin dudarlo, volví al coche para echar de nuevo mano a la cámara y al trípode, que no había dado uso en toda la mañana. Y es que tenía ante mí unas fotos de postal.

Arroyo en las inmediaciones del Refugio de Linza
Arroyo en las inmediaciones del Refugio de Linza
Arroyo en las inmediaciones del Refugio de Linza
Arroyo en las inmediaciones del Refugio de Linza
Arroyo en las inmediaciones del Refugio de Linza

Como aún tenía mucha mañana por delante decidí acercarme con el coche hasta la zona conocida como Taxeras, en el Valle de Zuriza. Aquí fue donde me despedí del Pirineo Aragonés en el año 2021. Y aquí es donde comenzaba mi aventura este otoño de 2025.

Llegando a Taxeras con la Sierra de los Alanos de fondo
Taxeras
Puente sobre el río Veral
Desde el puente sobre el río Veral

En el Valle de Zuriza el otoño estaba arrasado prácticamente. Muchos árboles estaban desnudos de sus hojas y me acerqué hasta el río para intentar conseguir alguna foto chula. Unos caballos me dieron la bienvenida.

Caballos en Zuriza
Río Veral a su paso por el Valle de Zuriza
Río Veral a su paso por el Valle de Zuriza

Después de más de veinte minutos fotografiando el río decidí despedirme del Valle de Zuriza volviendo a mi hotel de Siresa, en el Valle de Hecho.

Despedida de Zuriza
Despedida de Zuriza

Hasta aquí mi primer día de aventura por los Valles Occidentales del Pirineo Aragonés. Por la tarde me acerqué hasta las inmediaciones de la Selva de Oza para inspeccionar la zona, aunque el plato fuerte estaba reservado para días posteriores.

Aragón – Valle de Barrabés: ruta por el hayedo de Salenques

El martes 31 de octubre abandoné el Valle de Benasque para poner rumbo al Valle de Arán, ya en Cataluña, sin embargo, hice una parada en el Valle de Barrabés, encuadrado también en el Parque Natural Posets-Maladeta. Este valle está a la otra parte del Valle de Benasque, es decir, los separan montañas y más montañas. Dicho esto, hay que dar un gran rodeo para llegar hasta él, quedando más cerca incluso del Valle de Arán que del Valle de Benasque.

La ruta por el hayedo de Salenques estaba marcada en rojo en el calendario y estaba deseando que llegara tal día, a pesar de que eso suponía que mis aventuras por el norte español tocarían su fin. Meses atrás vi fotos por las redes de este pequeño rinconcito del Pirineo Aragonés, por lo que cuadré la agenda para hacerle una visita.

Mi idea era haber dedicado toda la mañana a esta ruta. Quería deleitarme haciendo fotos con el trípode ligero, que me había llevado de viaje principalmente para esta ruta, pero no fue posible debido a que en mi primer día de ruta por Ordesa (ruta de Turieto a Torla) se rompió una pata del trípode y ya no servía. En el coche llevaba también el trípode grande, el que ya tan solo utilizo para fotografía de aves en los hides fotográficos, pero se me hacía muy pesado ir cargado con él a cuestas durante toda la ruta.

Comienza al final del Embalse de Baserca. Allí se puede dejar el coche en un pequeño aparcamiento. Mi llegada fue sobre las 10:30 y, enseguida, me puse en movimiento.

Inicio de la ruta
Embalse de Baserca
Aguas del río Salenques

En apenas cinco minutos te internas en la profundidad del hayedo de Salenques. Mis pensamientos me decían que el hayedo aún estaba muy verde y que no iba a tener suerte con el color otoñal.

Hayedo de Salenques
Río Salenques
Hayedo de Salenques
Hayedo de Salenques

Pero, pronto, según iba ascendiendo por el hayedo, el color verde empezó a cambiar hacia amarillos y marrones. Y, además, las sucesivas cascadas que se formaban en el río hacían un paisaje digno de admirar. Menuda rabia me dio no haber podido llevar el trípode para tirar fotos en condiciones.

Otoño en el río Salenques
Otoño en el río Salenques
Otoño en el río Salenques
Otoño en el río Salenques
Otoño en el río Salenques
Otoño en el río Salenques

Llegué a un punto que era muy fotogénico y me entretuve bastante tirando fotos con distintos encuadres.

Otoño en el río Salenques
Otoño en el río Salenques
Otoño en el río Salenques

Seguí avanzando hayedo arriba, pero apenas me movía unos metros y volvía a pararme para seguir captando la belleza del hayedo por el que caminaba. Aquello parecía un cuento de fantasía.

Otoño en el río Salenques
Otoño en el río Salenques
Otoño en el río Salenques
Otoño en el río Salenques
Otoño en el río Salenques

Estaba empezando a cansarme de subir entre los árboles. Si no hubiera sido por el increíble entorno por el que paseaba me habría dado la vuelta, pues el cuerpo me mandaba un mensaje diciéndome que debía parar. No obstante, no le hice caso y me hice fuerte mentalmente. Yo no quería abandonar aquel entorno y seguí en busca del puente que cruza a la otra parte del río.

Hayedo de Salenques

La sucesión de caídas de agua era continua y me paraba en cada una de ellas. Así también aprovechaba para descansar un poco.

Otoño en el río Salenques
Otoño en el río Salenques
Otoño en el río Salenques
Otoño en el río Salenques
Otoño en el río Salenques
Otoño en el río Salenques
Otoño en el río Salenques

Llegué a la parte más oscura del hayedo. Aquí me las tuve que ingeniar para poder tirar fotos que estuvieran bien expuestas.

Otoño en el río Salenques
Otoño en el río Salenques
Otoño en el río Salenques
Otoño en el río Salenques
Otoño en el río Salenques
Otoño en el río Salenques
Otoño en el río Salenques

La llegada a una gran cascada me hizo ver que, pronto, estaría cruzando el puente que lleva a la otra parte del río.

Otoño en el río Salenques
Otoño en el río Salenques
Otoño en el río Salenques
Otoño en el río Salenques
Otoño en el río Salenques
Otoño en el río Salenques

Al fin, llegué al puente y tiré algunas fotos desde él.

Otoño en el río Salenques
Otoño en el río Salenques

Podía haber seguido la ruta sin cruzar el puente y así llegar hasta la Cascada del Pi, pero decidí seguir la ruta circular y volver hacia el punto de partida por la otra parte del río.

Indicaciones hacia el Embalse de Baserca

La vuelta no me resultó tan atractiva como la ida. Enseguida, al ver que el camino se apartaba del río, me di cuenta que la mejor opción era haber vuelto por dónde había subido.

Otoño en el río Salenques
Otoño en el río Salenques

Tan solo me entretuve bastante rato en un punto donde el camino se aproximó al río y decidí bajar a través de unas rocas. Un resbalón casi llegando al río hizo que me cayera de culo, por lo que aproveché para quedarme sentado y tirar las fotos que iba buscando.

Otoño en el río Salenques
Otoño en el río Salenques
Otoño en el río Salenques
Otoño en el río Salenques
Otoño en el río Salenques
Otoño en el río Salenques
Otoño en el río Salenques

Las últimas fotos las hice llegando casi al inicio de la ruta.

Otoño en el río Salenques
Llegando al inicio de la ruta
Hayedo de Salenques desde el exterior

Esta sería mi última ruta senderista por el Pirineo Aragonés y también de las vacaciones. Y, sinceramente, es una de las que más disfruté por el increíble entorno en el que se hallaba el hayedo de Salenques. Sin ningún tipo de duda, si algún día paso cerca, volveré a internarme en la profundidad de este hayedo.

Sobre las 12:30, dos horas después de haber iniciado la ruta, puse rumbo al Valle de Arán. Esa misma mañana visitaría una de sus cascadas más famosas: Saut Deth Pish.

Aragón – Valle de Gistau: breve visita al Ibón de Plan

El jueves 26 de octubre tenía programada la visita al Ibón de Plan o Basa de la Mora. Sería una visita por la mañana para posteriormente acercarme hasta la Garganta de Escuaín y hacer la ruta por los Miradores de Revilla. Sin embargo, tan solo pude hacer lo primero.

Con un buen aguacero abandoné el Hotel Bielsa y puse rumbo a Saravillo, pueblecito del Valle de Gistau. Al final del mismo se halla la pista por la que se tiene que subir hacia el Ibón de Plan. Se trata de 14 kilómetros de constante subida, por lo que la idea era llegar con el coche hasta el Refugio de Lavasar e ir andando hasta el ibón. En apenas 20/30 minutos debería estar en él.

A cada kilómetro subido veía que el tiempo, en lugar de mejorar, empeoraba. Llovía cada vez más y, lo peor de todo, hacía mucho viento. Como ya había pagado 5 euros a la entrada de la pista (sirve para mantener el camino en buen estado), no iba a darme la vuelta. Además, iba a ir provisto de un paraguas para resguardarme de la lluvia.

Después de casi una hora llegué hasta el Refugio de Lavasar. Desde allí parte la ruta hacia el ibón y no tiene pérdida. Era tanto el viento y agua que caía en esos momentos que no me paré a hacer ninguna foto en el camino. La única parada que hice fue cuando llegué al Ibón de Plan. Me pareció súper bonito y fotogénico. La rabia me comía por dentro al no poder disfrutar plenamente de aquel entorno, pues el paraguas llevaba rato que apenas hacía su función porque el viento hacía que saliera volando y me mojara. Así que apenas estuve en el ibón 15 minutos, tiré las fotos de rigor y me di la vuelta de camino al coche. Antes de volver hacia el pueblo, entré en el Refugio de Lavasar (también se puede escribir Labasar) para cotillear qué había dentro. Me sorprendió lo bien cuidado que estaba y la gran cantidad de notas dejadas por las personas que han pasado por allí, por lo que yo también aporté mi granito de arena.

Ibón de Plan
Ibón de Plan
Ibón de Plan
Ibón de Plan
Ibón de Plan
Ibón de Plan
Ibón de Plan
Ibón de Plan
Mery, Pepe y Chewi en el Ibón de Plan
Chewi en el Ibón de Plan
Nota dejada en el Refugio de Lavasar

La ruta programada por la tarde no pudo ser debido al agua constante que caía. Mis pensamientos me decían que, un año más, no iba a realizar esta pequeña ruta por la Garganta de Escuaín. Sin embargo, al día siguiente, antes de abandonar definitivamente el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, me acercaría hasta las inmediaciones de Revilla para darme un paseíto por esta zona tan desconocida del Parque Nacional.