Navarra – Valle de Roncal: ruta hacia la Cascada de Belabarce

El jueves 30 de octubre, mi primer día en el Valle de Roncal, estaba planificado para realizar una sencilla ruta hacia la Cascada de Belabarce. Mi nueva estancia era en Isaba (Hostal Lola) y la ruta partía desde el mismo pueblo.

Tras haber desayunado puse rumbo a esta cascada. El día de antes, al igual que en la Selva de Oza, había estado lloviendo y el monte lucía bastante bonito. Para el citado día iba a estar despejado y esta vez no tuve que echar mano del paraguas.

Nada más salir del pueblo vi algunas nieblas que aún no habían levantado. El paisaje invitaba a pensar que iba a ser un día bueno en cuento a fotografías.

Saliendo de Isaba

Un cartel indicando la Senda Pirenaica supone el comienzo. Hay que seguir las marcas blancas y rojas hacia Zuriza.

Ruta a seguir

Pronto se llega a una pequeña ermita. Me pareció curioso que se llamara igual que la ermita de mi pueblo natal: Ermita Belén.

Ermita Belén

Las nieblas se resistían a abandonar el Valle de Roncal. Y eso para mí era un deleite para mis ojos y mi cámara.

Otoño en el Valle de Roncal
Nieblas en el Valle de Roncal
Nieblas en el Valle de Roncal
Nieblas en el Valle de Roncal

Al rato de estar caminando, un desvío marcaba las indicaciones hacia la Cascada de Belabarce.

Indicaciones a la cascada

Bastante antes de llegar al objetivo del día hice parada durante bastante rato para captar el otoño en el río Belabarce. La estampa que había a su alrededor me pareció preciosa.

Senda hacia la cascada
Río Belabarce
Río Belabarce
Río Belabarce
Río Belabarce

Como se puede apreciar en la siguiente imagen, la ruta está perfectamente señalizada y es imposible perderse.

Indicaciones hacia la cascada

Fue a pocos metros del final de la ruta donde el otoño lucía más impresionante.

Llegando a la Cascada de Belabarce
Llegando a la Cascada de Belabarce
Llegando a la Cascada de Belabarce
Llegando a la Cascada de Belabarce
Llegando a la Cascada de Belabarce
Llegando a la Cascada de Belabarce
Llegando a la Cascada de Belabarce
Llegando a la Cascada de Belabarce

Tan solo quedaba subir una pasarela de madera y tenía ante mí la cascada.

Cascada de Belabarce
Cascada de Belabarce
Mery y Pepe en la Cascada de Belabarce

A la vuelta, tan solo hice una parada en una parte del río donde no había tirado fotos a la ida.

Río Belabarce
Río Belabarce

Hasta aquí esta bonita ruta por el Valle de Roncal. Tan solo comentar un par de cosas:

1-Existe la posibilidad de realizar una ruta circular donde se visita la Cueva del Ibón. En total son unos 9,5 kilómetros (ida y vuelta) y también está señalizado cómo llegar a esta cueva.

2-En mi caso, decidí volver sobre mis pasos y no realizar esta ruta circular. El motivo era porque aún me quedaba algo más de una semana de vacaciones por el norte y quería dosificar esfuerzos para las rutas que estaban por llegar en los siguientes días. En este caso, son unos 8 kilómetros (ida y vuelta), aunque con menos desnivel que la ruta circular.

Para finalizar, comentar que la estancia en el Hostal Lola fue súper satisfactoria. La habitación tenía una cama grande y cómoda. Pero lo más destacable es la comida. Todos los días desayuné, comí y cené allí. Hacen comidas caseras riquísimas. Y el personal es amable, atento y te ayuda en cualquier duda que tengas. De hecho, fue el dueño del hostal quien me indicó desde dónde partía la ruta a la Cascada de Belabarce. Así como también me indicó dónde podía comprar queso del Roncal, quizá, los mejores quesos de toda Navarra.

Aragón – Valle de Hecho: explosión de colores en la Selva de Oza

El miércoles 29 de octubre tocaba abandonar los Valles Occidentales de Aragón para poner rumbo al Valle de Roncal, en Navarra. En los planes iniciales estaba visitar los pueblos de Burgui y Roncal antes de llegar a Isaba, lugar de mi nueva estancia. Sin embargo, el día de antes vi que la mañana iba a salir lluviosa, por tanto, sin dudarlo, decidí cambiar de planes y acercarme hasta la Selva de Oza para fotografiar su otoño.

Nada más levantarme por la mañana y subir la persiana vi que caía agua sin cesar. No era una lluvia torrencial, aunque era la justa para mojarte de lo lindo tirando fotos. No me importó, pues decidí seguir con mis planes aprovisionándome con un paraguas para no mojarme ni para que no se mojara la cámara.

Al adentrarme en la Selva de Oza supe que la mañana iba a ser un espectáculo. En lo alto se levantaban nieblas y seguía sin parar de llover provocando que los colores del otoño se acentuaran y se vieran brillantes. En cada hueco donde veía que podía dejar el coche hacía una parada, sacaba el trípode, el paraguas y me ponía a tirar fotos.

Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza

Las emociones siguieron en aumento al hacer una parada junto al río y adentrarme en la orilla. Corría bastante agua y el color otoñal a su alrededor era brutal.

Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza

La carretera también mostraba un manto colorido de hojas que se habían caído, aunque la mayoría permanecían en los árboles.

Otoño en la carretera de la Selva de Oza
Otoño en la carretera de la Selva de Oza
Otoño en la carretera de la Selva de Oza

La siguiente parada la hice al lado del refugio forestal hallado en la misma carretera. En ese momento paró algo la lluvia y pude hacer algunas fotos sin tener que echar mano al paraguas.

Otoño en el río Aragón-Subordán
Otoño en el río Aragón-Subordán
Otoño en el río Aragón-Subordán
Otoño en el río Aragón-Subordán
Otoño en el río Aragón-Subordán

La última parada fue en las inmediaciones del Campamento Ramiro El Monje. Dejé el coche en el Parking Selva de Oza y me acerqué hasta un pequeño puente por el que pasaba por debajo el Barranco Estriviella. La lluvia aceleró, caía agua de narices, pero no iba a abandonar en mi empeño de seguir haciendo fotos. Sin lugar a dudas, en este punto fue donde hice las fotografías más bonitas de toda la mañana.

Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza
Otoño en la Selva de Oza

Me di por satisfecho con todas las fotos conseguidas y decidí volver para poner rumbo al Valle de Roncal. No sin antes hacer una parada a la entrada de Siresa y captar su otoño por última vez en lo alto de la sierra.

Otoño en el Valle de Hecho
Otoño en el Valle de Hecho
Otoño en el Valle de Hecho

Y también, de camino a mi nuevo destino, hice otra parada para captar el otoño en el Valle de Ansó desde lo alto de la carretera. La imagen me recordó mucho al Bosque de la Pardina del Señor, en Fanlo.

Otoño en el Valle de Ansó

Hasta aquí la narración de mis emociones fuertes el día que me acerqué a la Selva de Oza. Sin lugar a dudas, hice las fotos otoñales más bonitas de mi vida. Y son ya unos cuántos otoños tirando fotos.

Para finalizar, cuando conocí la Selva de Oza hace cuatro años lo hice a la semana siguiente de conocer también el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Recuerdo decir que el otoño en la Selva de Oza no tenía nada que envidiar al del parque nacional. Cuatro años después, tras mi vuelta a la Selva de Oza, confirmo lo dicho. Y es que, cuando la Selva de Oza se viste de gala, muy pocos pueden hacerle la competencia en cuanto a belleza se refiere.

Aragón – Valle de Aguas Tuertas: saldando cuentas pendientes desde cuatro años atrás

El martes 28 de octubre me disponía a realizar la ruta hacia el Valle de Aguas Tuertas, situado dentro de los Valles Occidentales de Aragón y por encima de la Selva de Oza.

Esta era una ruta que intenté realizar en noviembre de 2021, sin embargo, cuando llevaba la mitad de camino aproximadamente me di la vuelta porque en esos momentos estaba cayendo una gran nevada y no quise arriesgarme: https://memoriasdeunturista.wordpress.com/2021/11/19/aragon-valle-de-hecho-intento-de-subida-a-aguas-tuertas/

En esta ocasión, desde días antes supe que iba a ser la buena. Para el día elegido iba a tener un solazo casi de primavera, nada que ver a cómo me había encontrado la zona cuatro años atrás cuando cayó la primera gran nevada de la temporada.

Subí con el coche hasta el parking de Guarrinza. De ahí en adelante, a pesar de que se trate de una pista ancha donde se pueden cruzar dos coches, no se puede pasar (tan solo vehículos autorizados pueden hacerlo).

Inicio de la ruta hacia Aguas Tuertas

En el mismo punto de inicio de la ruta corría el agua en el Barranco del Barcal. Me entretuve haciendo algunas fotos.

Barranco del Barcal
Barranco del Barcal

Durante la ruta de subida apenas llama la atención nada. Todo lo bonito queda a nuestras espaldas con las faldas de las montañas llenas de color y la Mesa de los Tres Reyes alzándose alto.

Subiendo a Aguas Tuertas
Subiendo a Aguas Tuertas
Vistas traseras llegando al Valle de Aguas Tuertas

A pesar de que tan solo hay un camino a seguir, la ruta está perfectamente señalizada. No tiene pérdida alguna.

Indicaciones hacia Aguas Tuertas

No os olvidéis de cerrar la puerta, que se escapa el gato se escapan las vacas.

Cerrad la puerta a Aguas Tuertas

Cinco minutos más de subida entre veredas y llegamos hasta el Valle de Aguas Tuertas. Lo primero que nos encontramos es un establo.

Establo en Aguas Tuertas

Tomé el sendero de la izquierda en busca de un mirador y del dólmen.

Mirador de Aguas Tuertas
Mery y Pepe en el mirador de Aguas Tuertas
Dólmen en Aguas Tuertas

Las vistas desde donde cae el agua del río hacia un gran barranco son preciosas.

Vistas desde el Valle de Aguas Tuertas
Vistas desde el Valle de Aguas Tuertas

Volví sobre mis pasos hacia el establo y esta vez cogí el sendero de la derecha. Lleva hasta el Ibón de Estanés, pero mi objetivo no era llegar hasta él sino buscar algún punto más alto para obtener una buena panorámica de Aguas Tuertas. No tardé en encontrarlo y fue el lugar en el que me senté a descansar y comer un bocadillo.

Aguas Tuertas
Aguas Tuertas
Aguas Tuertas
Aguas Tuertas
Descansando en Aguas Tuertas

Antes de volver al parking de Guarrinza hice varias fotos consecutivas para luego montar una foto panorámica de todo el Valle de Aguas Tuertas. Creo que el resultado final no ha quedado mal del todo.

Panorámica del Valle de Aguas Tuertas

Después de media hora aproximadamente entretenido con las fotos tomé la decisión de volver. La última foto se la hice a una vaquita que se cruzó en mi camino.

Vaquita en el camino

Hasta aquí mi aventura por el Valle de Aguas Tuertas. Al volver quise hacer algunas fotos a la Selva de Oza, que lucía un bonito color otoñal. No fue posible debido a que el puñetero sol se alzaba alto y había una luz horrible. Muy a mi pesar, volví al hotel de Siresa para comer. Mientras comía miré el tiempo que iba a hacer al día siguiente. La lluvia que iba a caer provocó un cambio de planes. En ese momento, tomé la mejor decisión de todas mis vacaciones: volver a la mañana siguiente a la Selva de Oza.

Aragón – Valle de los Arañones: visita guiada a la Estación Internacional de Canfranc

En otoño de 2023, durante mi estancia en Torla (Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido), planifiqué ir a la Estación de Canfranc. Tenía reservada una visita guiada contratada con la empresa Sargantana a las 17:00, sin embargo, el día de antes los llamé para cancelar dicha visita. El motivo fue que para ese día íbamos a estar en alerta amarilla de vientos y lluvia en todo el Pirineo Aragonés, por tanto, decidí no jugármela y dejar la visita para otra ocasión.

Esa otra ocasión llegó el día 27 de octubre de este año. Igualmente, tenía contratada la visita guiada con la misma empresa, salvo que esta vez la tenía para las 12:00.

Desde mi hotel de Siresa se tarda aproximadamente una hora, por lo que salí con mucha antelación para así hacer algunas fotos antes de que comenzara la visita.

Al llegar, el monte de detrás de la estación lucía un bonito colorido otoñal, justo lo que también iba buscando. El día iba a estar muy soleado, así que aproveché para hacer algunas fotos antes de que levantara el sol justo por detrás de ese monte.

Estación de Canfranc
Estación de Canfranc

He de decir que la Estación de Canfranc estuvo abandonada y prácticamente en ruinas desde los años 70 del siglo pasado hasta el año 2020, año donde fue reconvertida en un hotel de cinco estrellas llevada a cabo por el grupo Hoteles Barceló.

Pronto, el sol se alzó alto y la estación comenzó a cobrar otro sentido. Siempre odio los días soleados para hacer fotos, sin embargo, esta vez lo agradecía para que la estación se iluminara y saliera a la luz toda su belleza.

Me entretuve por sus alrededores antes de que llegara María, persona que iba a guiarnos por toda la estación para contarnos su historia.

Vagón de tren
Vagón de tren
Estación de Canfranc

Uno de los vagones sirve como restaurante y está gestionado por el mismo personal del hotel. El chef que cocina tiene dos Estrellas Michelín y si quieres comer allí debes reservar con tres meses de antelación como mínimo.

Vagón-Restaurante de Canfranc
Distancias kilométricas a otras estaciones

La estampa de la estación con su otoño colorido detrás me pareció preciosa.

Estación de Canfranc
Estación de Canfranc

Este mismo año se ha inaugurado la nueva línea de tren hasta Jaca. Entré un momento a la estación para ver las vías.

Nueva línea de tren a Jaca
Nueva línea de tren a Jaca

Antes de ir hasta el punto de encuentro para comenzar con la visita guiada me entretuve haciendo más fotos por los alrededores. La verdad es que la estación es una auténtica maravilla y toda una obra de arte.

Alrededores de la Estación de Canfranc
Alrededores de la Estación de Canfranc
Alrededores de la Estación de Canfranc

El punto de encuentro era el puente sobre el río Aragón, ubicado a los pies de la estación.

Puente sobre el río Aragón en la Estación de Canfranc
Puente sobre el río Aragón en la Estación de Canfranc

Desde este puente tiré la foto más bonita del día y que estampa la belleza de la estación con el otoño de fondo.

Estación de Canfranc

María llegó puntual a las 12:00 y comenzamos la visita guiada. Decir que fue un auténtico placer escucharla contar historias de este mítico lugar: el cómo surgió la idea de inaugurar una estación de tren en mitad de un valle glaciar, el cómo se gestionaban los negocios en la estación, la parte que pertenecía a España, la que pertenecía a Francia o el negocio llevado a cabo entre Franco y Hitler en los años de la Segunda Guerra Mundial. No os contaré más y os animo a visitar la estación, con visita guiada, para que aprendáis más de estas cosas. Además, descubriréis historias que no se encuentran por la red. Las más valiosas y las más verdaderas. Aquellas que han dejado en herencia la gente mayor que trabajó en el siglo pasado en este enclave. Algunas ponen los pelos de punta y no dejas de admirar el valor que tuvieron algunas personas en los años de guerra.

La visita duró una hora y media, con entrada incluida al hall del hotel.

Hall del Royal Hideaway Hotel

Después de comer, antes de volver a Siresa, me di una última vuelta por los alrededores de la estación. Me fui hasta la parte vieja, la que aún no ha sido reformada. Aunque hay un proyecto de rehabilitación que no se sabe cuándo comenzará.

Alrededores de la Estación de Canfranc
Antiguas vías de tren que siguen de exposición
Antiguas vías de tren que siguen de exposición
Antiguas vías de tren que siguen de exposición
Viejos almacenes de la Estación de Canfranc

Antiguas vías de tren que siguen de exposición
Viejo vagón de tren abandonado
Vagón de exposición

La última foto la hice apoyado en la fachada principal de lo que ahora es un hotel.

Fachada del Royal Hideaway Hotel

Por cierto, dato interesante: la longitud de la Estación de Canfranc es de 241 metros, 12 metros más de lo que medía el Titanic. Una auténtica locura hacer esto en los años 20 del siglo pasado.

Hice una última parada en la Torre de Fusileros, ubicada en la carretera que lleva desde Canfranc-Estación hasta Canfranc pueblo (no confundir porque son dos pueblos distintos).

Torre de Fusileros

Hasta aquí mi aventura por la Estación de Canfranc. En mi segundo día por el Pirineo Aragonés me quité otra de las espinas que tenía clavadas. Esta desde dos años atrás.

Al día siguiente tocaría quitarme la tercera de las espinas clavadas subiendo hasta el Valle de Aguas Tuertas, lugar al que me dolió muchísimo no haber podido subir durante mi estancia en el otoño de 2021.

Aragón – Valle de Ansó/Valle de Zuriza: ruta por el Bosque de Gamueta y visita a Taxeras

El domingo 26 de octubre iniciaba mis típicas vacaciones otoñales por el norte de España. Esta vez lo haría volviendo a Aragón dos años después de mi anterior visita. Y cuatro años después de mi primera visita a los Valles Occidentales.

El objetivo en esta ocasión era visitar cosas que no pude completar en años anteriores. La primera de las espinas clavadas me la quería quitar visitando el Valle de Ansó para acometer la ruta por el Bosque de Gamueta, considerado el mayor hayedo de todo Aragón. Es una ruta que quise hacer en otoño de 2021, pero finalmente no la hice porque no me informé bien de ella y no supe desde dónde partía.

Este año iba con los deberes hechos y sabía que se inicia en el Refugio de Linza, al que se puede llegar en coche por una carreterita que se las trae.

Una semana antes de mi partida estuve observando día tras día a través de la webcam del refugio cómo avanzaba el otoño. Era consciente de que a mi llegada iba a encontrar el otoño bastante pasado, pero mantenía la fe en que las hojas permanecieran en los árboles y pudiera hacer fotos bonitas.

Mi fe fue recompensada nada más llegar y ver que el Bosque de Gamueta lucía un color espectacular. Muchos árboles tenían toda la hoja caída, pero el 80% del hayedo permanecía con las hojas en las ramas y un colorido ocre brutal.

Nada más ponerme en movimiento empecé a entretenerme tirando fotos. La espera de los cuatro años estaba mereciendo la pena.

Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta

Durante media hora aproximadamente estuve caminando entre el impresionante bosque. No había desnivel hasta que llegué a una pequeña subida. Una vez arriba, un cartel indicaba la vuelta hasta el Refugio de Linza. Sin embargo, seguí de frente, que es la ruta que hay que seguir para completarla de manera circular.

Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta

Llegué a un punto donde había que seguir subiendo. En el cartel informativo no indicaba que por ahí siguiera el Bosque de Gamueta, aunque hubo gente que tomó este camino. Me entretuve haciendo algunas fotos por los alrededores y, luego, escuché a más senderistas hablar que habían quitado el cartel del Bosque de Gamueta porque la senda estaba cortada. No sé si era verdad o no. En mi caso no me arriesgué y me di la vuelta para volver al refugio por el camino alternativo que me encontré unos metros atrás.

Aquí me di la vuelta

Volviendo me entretuve mucho haciendo fotos a las hayas que lucían sus mejores colores.

Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta

Tomé el camino alternativo para llegar al Refugio de Linza.

Hacia el Refugio de Linza

Apenas llevaba unos metros caminados y supe que la elección de volver por este camino fue acertadísima. Fue increíble caminar por mitad del hayedo luciendo esos colores. No dejaba de asombrarme, de mirar para arriba a las copas de los árboles y de disparar fotos como loco.

Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta

Cuando apenas quedaba un cuarto de hora para llegar al refugio el tiempo comenzó a cambiar. Se levantó bastante viento y empezó a llover algo. No me disgustó ni mucho menos, pues yo ya me estaba llevando un buen recuerdo del Bosque de Gamueta. Además, sin yo saberlo Gamueta se estaba preparando para darme una despedida de escándalo.

Llegando al refugio

Nada más terminar la ruta, y una vez había guardado ya la cámara en el coche, la curiosidad me picó y me acerqué hasta un pequeño riachuelo que corría al lado del refugio, a tan solo 10 o 15 metros. Llovía con más fuerza, provocando que las hojas brillaran y los tonos ocres y amarillos se acentuaran. Sin dudarlo, volví al coche para echar de nuevo mano a la cámara y al trípode, que no había dado uso en toda la mañana. Y es que tenía ante mí unas fotos de postal.

Arroyo en las inmediaciones del Refugio de Linza
Arroyo en las inmediaciones del Refugio de Linza
Arroyo en las inmediaciones del Refugio de Linza
Arroyo en las inmediaciones del Refugio de Linza
Arroyo en las inmediaciones del Refugio de Linza

Como aún tenía mucha mañana por delante decidí acercarme con el coche hasta la zona conocida como Taxeras, en el Valle de Zuriza. Aquí fue donde me despedí del Pirineo Aragonés en el año 2021. Y aquí es donde comenzaba mi aventura este otoño de 2025.

Llegando a Taxeras con la Sierra de los Alanos de fondo
Taxeras
Puente sobre el río Veral
Desde el puente sobre el río Veral

En el Valle de Zuriza el otoño estaba arrasado prácticamente. Muchos árboles estaban desnudos de sus hojas y me acerqué hasta el río para intentar conseguir alguna foto chula. Unos caballos me dieron la bienvenida.

Caballos en Zuriza
Río Veral a su paso por el Valle de Zuriza
Río Veral a su paso por el Valle de Zuriza

Después de más de veinte minutos fotografiando el río decidí despedirme del Valle de Zuriza volviendo a mi hotel de Siresa, en el Valle de Hecho.

Despedida de Zuriza
Despedida de Zuriza

Hasta aquí mi primer día de aventura por los Valles Occidentales del Pirineo Aragonés. Por la tarde me acerqué hasta las inmediaciones de la Selva de Oza para inspeccionar la zona, aunque el plato fuerte estaba reservado para días posteriores.

Extremadura – Valle del Ambroz: volviendo a la zona tras la catástrofe

Una semana antes de que llegara el Día de Extremadura, 8 de septiembre, se me metió en la cabeza de celebrar el día de nuestra región en el Valle del Ambroz. Quería conocer en primera persona cómo había quedado todo tras el devastador incendio originado en Jarilla en el mes de agosto, a pesar de que me doliera en el alma ver todo el monte carbonizado.

Antes de pasarme por la «zona cero» tenía clarísimo también que iba a visitar a los seres más viejos de Extremadura: los Castaños del Temblar, en Segura de Toro. Sabía que estaban bien y que el fuego no había pasado por la zona en la que se hallan, no obstante, tenía que saludarlos en persona una vez más.

Sobre las 10:15 me ponía en movimiento hacia estos cinco castaños y en apenas veinte minutos estaba ante ellos. Como siempre, el Hondonero me dio la bienvenida con su enorme porte.

Castaño Hondonero

La ruta es siempre la misma. Del Castaño Hondonero pasé al Castaño del Arroyo, el más viejo de todos. Si otro devastador incendio, que esperemos que no, no se lo lleva por delante, tenemos castaño para muchos más años.

Castaño del Arroyo

Como siempre he visitado este castañar por la mañana, las luces no son las más idóneas para captar fotos bonitas del Castaño Retorcío. Siempre, siempre me aparecen altas luces que luego son muy difíciles de quitar. Pero no quería irme sin llevarme una foto más de este castaño.

Castaño Retorcío

El Castaño Menuero era el siguiente en esperarme. Aunque su estado es excepcional me dio algo de pena ver que una de las grandes ramas se había partido y estaba tumbada en el suelo. Por lo demás, sigue conservando su porte y su belleza.

Castaño Menuero

Y, por último, el Castaño Bronco me deleitó con sus múltiples encuadres. Junto al Menuero, este castaño es con el que más me entretengo con la cámara.

Castaño Bronco
Castaño Bronco

Con esta eran ocho las veces que visitaba los Castaños del Temblar, sin embargo, la de ayer fue la más especial y emotiva después de ser consciente que sus vidas corrieron peligro apenas un mes antes. Antes de despedirme de ellos hice una parada en la entrada al castañar para llevarme un último recuerdo, pues, visto lo visto, en cualquier momento se pueden perder y al menos que nos queden los recuerdos en la mente y en las fotos hechas.

Entrada a los Castaños del Temblar

Me despedí definitivamente de este entorno y puse rumbo hacia lo más duro del día, hacia lo que ha quedado tras la catástrofe.

Según me iba acercando a Hervás eché la mirada a lo alto de la sierra. Contuve el aliento al ver que la zona quemada rozaba la carretera del Puerto de Honduras a la altura de los castaños. Imaginé lo peor. Y, una vez tomada ya la carretera y comenzar a ascender, mis presagios eran de lo más nefastos respecto a los castaños que abrazan la carretera. Según iba ganando altura el rastro del fuego se veía en las cunetas.

Aparqué el coche al lado de la fuente donde siempre lo he dejado. Ahí ya supe que los castaños se habían salvado. Bueno, lo que queda de los castaños. Porque lo que era el Castañar Gallego en esta zona ya no existe. Y no porque el incendio lo haya arrasado sino porque ya se han encargado algunos de arrasarlo con la tala desmesurada de castaños. Me dio más rabia la pérdida de todo este castañar debido a la industria maderera que la pérdida por el incendio, pues el incendio fue originado por un rayo y ante eso poco se pudo hacer. La pérdida del Castañar Gallego es culpa de la mano del hombre.

Lo poco que queda del Castañar Gallego
Lo poco que queda del Castañar Gallego
Lo poco que queda del Castañar Gallego

Del camino que lleva a Gargantilla y que aparece en una de las fotos es donde he hecho las fotos más bonitas de todo el Valle del Ambroz en años anteriores. Era mi zona favorita de todo el valle para captar imágenes en otoño. Y, la verdad, visto lo visto, creo que nunca más volveré a verlo igual. Y miedo me da que sigan con la tala de castaños y se cepillen también los pocos que quedan a lo largo de la carretera. Por ahora, parece que se salvan. Aunque no les doy mucha más vida.

Carretera del Puerto de Honduras
Carretera del Puerto de Honduras
Carretera del Puerto de Honduras
Carretera del Puerto de Honduras

En las fotos anteriores se puede apreciar perfectamente en la cuneta hojas negras. Estos castaños sí que estuvieron a punto de salir ardiendo y perderse para siempre. Se ve que los protegieron. No por su valor ambiental sino por su valor en la industria maderera. Estoy completamente convencido sin miedo a equivocarme que serán los siguientes en ser talados. Si se hubieran quemado, algunos personajes habrían perdido bastante dinero. Y eso no entra dentro de sus intereses.

Con cierto cabreo por este maltrato al castañar más bonito de Hervás comencé a ascender hacia el Puerto de Honduras. Si ya de por sí mis ánimos estaban por los suelos por lo ya comentado, la subida hacia el Puerto de Honduras terminó por minar mi mente. A lo largo de mi vida he presenciado muchos fuegos, he visto perderse zonas con un gran valor ecológico (por ejemplo, el incendio en las Villuercas-Ibores-Jara en el verano de 2005), pero nada comparable a lo visto ayer. Siempre que he subido fotos al blog ha sido para promocionar lo bonito, mostrar la belleza de los paisajes o animales que me rodean. Hoy toca mostrar la otra cara, la fea, el desastre, la catástrofe.

Llegando al Puerto de Honduras
Llegando al Puerto de Honduras
Llegando al Puerto de Honduras
Llegando al Puerto de Honduras
Vistas desde el Puerto de Honduras
Vistas desde el Puerto de Honduras
Vistas desde el Puerto de Honduras

Estuve cerca de 10 minutos buscando con la mirada algún signo de vida, sin embargo, mirara hacia donde mirara todo se veía carbonizado. Ni una sola retama verde. En la bajada hacia el Valle del Jerte todo estaba igual durante al menos 10 o 15 minutos. Fue en la zona baja donde ya se empezaron a ver algunos robles y cerezos verdes. Pasarán décadas hasta que se recupere toda esta zona, siempre y cuando no se vuelva a quemar. O siempre y cuando a algunos no les dé por talar sin control lo que vaya naciendo.

Con la amargura de contaros cómo ha quedado el Puerto de Honduras me despido hasta otra aventura. La siguiente, espero, será más alegre y volveré a mostrar paisajes otoñales de ensueño del norte de España. Y es que solo quedan 46 días para iniciar mi típico viaje de los últimos años por Los Pirineos. Este año toca volver a la Selva Oza, visitar por primera vez el Valle de Roncal y la Selva de Irati, y deleitarme de nuevo con los increíbles paisajes de la Sierra de Urbasa.

Castilla y León – Sierra de Gredos: ruta hasta el Mirador del Circo de Gredos

Ayer, día 9 de mayo, fue el día de volver a realizar una ruta que ya hice hace 14 años: la ruta hasta la Laguna Grande de Gredos. Debido a acumulación de horas en el trabajo me pertenecía un día libre y el elegido fue el viernes. Desde hacía tres meses tenía claro en qué lo iba a invertir y estaba deseando que llegara el momento de hacer las maletas y tirar hacia la Sierra de Gredos, que me queda a dos horas y cuarto aproximadamente de casa.

Desde dos días antes sabía que el objetivo final de mi ruta iba a resultar imposible. Llamé al Centro de Interpretación de la Sierra de Gredos, la Casa del Parque Pinos Cimeros, para que me informaran del estado de la ruta. Yolanda, la mujer que me atendió, me dijo que aún quedaba muchísima nieve en las cotas más altas y que el acceso a la Laguna Grande solo podía hacerse si iba a ir provisto de crampones o raquetas de nieve. Como no era mi caso mi objetivo era al menos llegar hasta el Mirador del Circo de Gredos, lugar desde donde se obtienen unas panorámicas espectaculares de la Laguna Grande y de los principales picos montañosos de Gredos.

Dicho esto, mis pies se ponían en movimiento sobre las 10:15 desde la Plataforma de Gredos. Nada más bajarme del coche agradecí haber echado ropa de abrigo, pues el aire que corría era gélido. En tan solo cinco minutos la cara se me heló y me dije que iba a sufrir de lo lindo.

Lugar de inicio de la ruta

Apenas comienzas a andar se ve la cuesta de subida por la pista empedrada. Los primeros restos de nieve comienzan a verse, que aún se resisten a desaparecer.

Pista de inicio
Garganta de Prado Puerto
Primeros restos de nieve encontrados
Pista de inicio

La ruta está muy bien señalizada, aunque si no lo estuviera no tendría pérdida porque con no salirse de la pista estaría todo hecho.

Cartel informativo de la ruta

Tras un cuarto de hora o veinte minutos aproximadamente subiendo las piernas se dan un descanso al llegar a una especie de pradera. A partir de aquí la ruta se hace mucho más bonita al ver la cantidad de nieve que aún permanece en lo alto de la montaña.

Llegando a la pradera
Llegando a la pradera
Primeros restos serios de nieve
Primeros restos serios de nieve
Vistas subiendo a la Laguna Grande

Hubo un momento donde la pista desapareció. Estaba debajo de un gran nevero. Allí coincidí con una pareja, que se animó a cruzar la nieve a través de las huellas dejadas por otros montañeros. Yo los seguí, pues tan solo se tardaría en cruzar por la nieve medio minuto hasta volver a la tierra.

Cruzando la nieve

Vuelta de nuevo a la pista me di un descanso. No había parado nada durante la ruta y me entretuve unos 5 minutos haciendo fotos a todo el entorno que me rodeaba. Flipaba con toda la nieve que aún quedaba estando casi a mediados de mayo.

Subiendo a la Laguna Grande de Gredos
Subiendo a la Laguna Grande de Gredos
Subiendo a la Laguna Grande de Gredos

La pareja con la que coincidí cruzando la nieve se adelantó. Los veía a lo lejos y sabía por dónde tenía que ir en caso de que la pista volviera a desaparecer. Enseguida, me puse en movimiento, pues quedarse parado rodeado de nieve hace que el cuerpo coja frío en menos que canta un gallo.

Retomando el camino
Subiendo a la Laguna Grande de Gredos
Subiendo a la Laguna Grande de Gredos
Subiendo a la Laguna Grande de Gredos

Justo cuando vi que el camino volvía a desaparecer me crucé con un hombre que hacía el camino de vuelta. Le pregunté si se podía llegar hasta la laguna. Su respuesta fue negativa salvo que llevara crampones o raquetas de nieve. Como no era mi caso volví a preguntarle si al menos podía llegar hasta el Mirador del Circo de Gredos. Me dijo que sí, pero que fuera con mucha precaución en la bajada hasta el mismo porque estaba todo cubierto de nieve, que no me saliera del sendero dejado por otros montañeros y siguiera en todo momento las huellas.

Me despedí de él y fui a por mi objetivo del día. A solo 5 o 10 minutos del punto más alto de la ruta el camino no existía. Todo a mi alrededor estaba blanco. Por suerte, se trataba de nieve blanda que al pisarla agarraban bien las botas en el suelo.

Llegando a lo más alto de la ruta

Al llegar hasta arriba del todo la satisfacción al ver los principales picos montañosos fue mayúscula. Respiré aliviado, pues la parte más dura la había superado.

Principales picos de Gredos
Principales picos de Gredos

Aquí, me pensé si bajar hasta el Mirador del Circo de Gredos, pues la nieve que se veía era brutal. No es que le tuviera miedo, pero sí mucho respeto. A lo lejos vi a la pareja con la que coincidí en la subida. Ellos sí se animaron a bajar siguiendo el rastro de otros montañeros.

Pareja a lo lejos

Me dije que iba a probar. Si veía que corría algo de peligro, me daría la vuelta y para otra vez lo intentaría. Comencé a bajar hasta el mirador y vi que apenas resbalaba. La nieve estaba dura de tantas pisadas de otras personas y seguí las huellas. El mirador se veía desde lo lejos y casi lo tocaba con las manos. Al llegar hasta él, con los pies ya en la tierra, me quedé con la boca abierta.

Mirador del Circo de Gredos
Vistas desde el Mirador del Circo de Gredos
Vistas desde el Mirador del Circo de Gredos

Aquí, paré a comerme uno de los bocadillos que había echado en la mochila. Fue la primera vez que Mery y Pepe salieron. Su foto de postureo no podía faltar.

Mery y Pepe en el Circo de Gredos

Al terminarme el bocadillo y tras haber descansado un poco decidí bajar por el camino de tierra hasta donde se cortara. Tan solo anduve 2 minutos, pues de ahí en adelante la nieve que había era bastante seria. Como ya me dijeron desde el Centro de Interpretación la llegada hasta la Laguna Grande resultaba imposible salvo que llevara crampones o raquetas de nieve. Aquí, definitivamente, puse punto y final a mi ruta. Volví a entretenerme tirando fotos. Primero, con el teleobjetivo. Luego, con el gran angular. El recuerdo que me iba a llevar en la cámara iba a ser digno.

Fin de mi ruta con el Circo de Gredos al fondo
Circo de Gredos
Laguna Grande y Refugio de Elola
Laguna Grande y Refugio de Elola
Circo de Gredos
Circo de Gredos
Circo de Gredos
Circo de Gredos
Circo de Gredos
Vuelta al mirador
Vuelta al mirador
Vuelta al mirador

Sobre las 12:15 mis pies se daban la vuelta hacia la Plataforma de Gredos. El camino en la nieve era fácil de seguir.

Camino en la nieve

En tan solo 20 minutos estaba de nuevo en el punto más alto y salvando la parte más complicada. En la vuelta hacia la plataforma hice muchas más paradas a hacer fotos. El día se estaba despejando, ya no hacía tanto frío como a la ida y seguí disfrutando de la maravilla de Gredos.

Volviendo a la Plataforma de Gredos
Volviendo a la Plataforma de Gredos
Volviendo a la Plataforma de Gredos
Volviendo a la Plataforma de Gredos

Ya con los pies en la tierra definitivamente hasta la plataforma respiré aliviado. Pues aunque en ningún momento temí por alguna caída o pérdida, siempre hay que estar en alerta cuando se camina por la montaña.

Al llegar hasta la pradera estuve haciendo fotos al río. También me salí del camino para adentrarme un poco en la pradera y así hacer fotos bonitas.

Llegada de nuevo a la pradera
Caminando por la pradera
Caminando por la pradera
Caminando por la pradera
Caminando por la pradera
Mery y Pepe en la pradera

Me animé a mí mismo. Aunque iba bien de fuerzas lo cierto es que tenía las piernas algo cargadas. Solo veinte minutos más y estaría de vuelta en el coche. Poco a poco empecé a despedirme de la Sierra de Gredos.

Despidiéndome de Gredos.

Pero la ruta me tenía preparada una grata sorpresa antes de finalizarla. Durante todo el camino, tanto a la ida como a la vuelta, no dejaba de pensar que esta vez no iba a ver las cabras montesas. Sin embargo, a tan solo 5 minutos de finalizar mi ruta vi a dos fotógrafos apuntando con los teleobjetivos hacia lo alto de unos roquedos. Miré a lo lejos y allí vi un grupo de cabras. Me paré a hablar con ellos y les dije que era una pena que yo no tuviera encima el teleobjetivo largo (el 100-400), que solo llevaba el 70-200. Uno de ellos me contestó diciendo que con el 70-200 podía tirar fotos a la cabra que comía al lado del río. Si hubiera sido un lobo me comía, porque en ningún momento la vi. Así que me animé a montar el teleobjetivo corto en la cámara y comencé a tirarle fotos para terminar la ruta como Dios manda.

Cabra montesa en Gredos
Cabra montesa en Gredos
Cabra montesa en Gredos
Cabra montesa en Gredos
Cabra montesa en Gredos
Cabra montesa en Gredos

Y hasta aquí mi ruta hasta el Mirador del Circo de Gredos. Al llegar al coche puse rumbo al Hostal Almanzor Gredos, situado a las afueras de Navarredonda de Gredos. Haría noche allí para no pegarme la paliza de volver a casa en el mismo día. Y fue un acierto la estancia por la amabilidad con la que me trataron, por la calidad/precio y porque podía acceder a un hide fotográfico de pájaros sin coste adicional. Entré al hide el mismo viernes por la tarde y hoy, sábado, por la mañana. Entre los dos ratos que estuve hice 2.926 fotos, las cuales me va a costar varias horas seleccionar con cuáles me quedo. Conseguí fotos preciosas del Pico Picapinos (tanto del macho como la hembra) y del Arrendajo; especies de las que no tenía fotos. Bueno, del Pico Picapinos tenía 5 o 6 que hice en Cáceres hace 4 años. Ahora tengo cerca de 600, aunque muchas irán a la papelera.

Sin más, me despido hasta otra aventura. Espero que sea igual de espectacular que la aventura vivida por la Sierra de Gredos.

Extremadura – Vegas del Alagón: ruta a los Canchos de Ramiro

Once años han pasado desde la primera y única vez que visité los Canchos de Ramiro, cerca de la localidad cacereña de Cachorrilla. Era una ruta que tenía en mente repetir desde hace unos meses y cuyas ganas aumentaron hace 15 días cuando una amiga los visitó.

Hoy, 23 de abril, es festivo en Cáceres y he aprovechado la ocasión para saldar mi cuenta pendiente. Eran las 10:15 aproximadamente cuando mis pies se ponían en movimiento desde la Ermita del Cristo de Cachorrilla, ubicada a las afueras del pueblo.

Inicio de la ruta
Ermita del Cristo

A escasos metros se encuentra un pequeño parque con una charca. En ella hay patos (más grandes que los de mi oficina) y me he entretenido haciéndole algunas fotos a la vuelta. Lástima que no llevara encima el teleobjetivo y me haya tenido que conformar con el angular de siempre.

Charca en Cachorrilla
Charca en Cachorrilla
Patos en la charca
Patos en la charca
Patos en la charca
Patos en la charca
Patos practicando natación sincronizada

Ahora la dehesa está preciosa con las lluvias caídas en el último mes y medio. El campo se ha teñido de un verde intenso.

Dehesa de camino a los Canchos de Ramiro
Dehesa de camino a los Canchos de Ramiro

Llegando a una charca he visto a una cigüeña negra alzar el vuelo. Se ha posado a los lejos y la foto que he podido hacer ha sido penosa, pero menos es nada.

Cigüeña negra merodeando
De camino a los Canchos de Ramiro

El río Alagón se deja ver y eso significa que estamos cerca de nuestro destino final.

Río Alagón

De hecho, unos metros más adelante se ven ya a los lejos los famosos canchos.

Llegando a los Canchos de Ramiro
Río Alagón
Río Alagón
Charca encontrada

Apenas 50 minutos después desde mi partida he llegado hasta mi objetivo. Sorprende ver tanta agua en el río.

Canchos de Ramiro
Canchos de Ramiro

Cabe decir que se puede llegar con el coche hasta los canchos. Hay un merendero donde se puede aparcar y la bajada hasta un pequeño mirador se hace en apenas 3 minutos. Yo he preferido hacer todo el camino a pie.

Al llegar al mirador he echado mano del trípode, que llevaba encima en todo momento. La fortuna me ha sonreído por un momento puesto que el agua estaba quieta y he podido captar el reflejo de los canchos. Luego, ha empezado a correr una pequeña brisa y me ha resultado imposible.

Canchos de Ramiro
Canchos de Ramiro
Canchos de Ramiro
Canchos de Ramiro
Mery y Pepe postureando en los Canchos de Ramiro

Tras una hora aproximadamente disfrutando del entorno ha tocado volver sobre mis pies. La ruta consta de 10km (ida y vuelta) y discurre por un camino llano y sin pérdida alguna. No hay que tomar ninguno de los desvíos que te encuentras a lo largo de la ruta. Solo hay que seguir el camino principal.

Sin más que contar, me despido hasta la siguiente aventura. Y ya os aviso que no pasarán tantos meses como han pasado desde mi última entrada en otoño.

Navarra – Tafalla: visitando el Palacio Real de Olite

El viernes 15 de noviembre poníamos fin a nuestras vacaciones visitando la población de Olite, famosa por tener un Palacio Real cuya belleza es suprema. Este día teníamos hecha otra reserva en el Nacedero del Urederra, pero al haber quedado contentos con la visita de cuatro días atrás decidimos cancelarla y reservar la entrada al palacio por internet.

Teníamos programada una visita guiada a las 12:00 y llegamos con casi 45 minutos de antelación. Nos dio tiempo de tomar un café en un bar de las cercanías o de visitar el Centro de Recepción del Palacio Real de Olite.

No voy a pararme a contar cada una de las dependencias que visitamos ni la historia de este palacio. Simplemente os diré que, si paráis por la zona, la entrada es una visita obligada.

Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Abeja en el Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Vistas desde el Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite

Se puede subir a algunas de las torres del palacio. La subida hasta la torre más alta de todas provoca algo de vértigo, por la altura y porque el espacio es prácticamente nulo. Caben tres personas escasamente en lo más alto. Eso sí, las vistas dejan con la boca abierta.

Vistas desde una torre del Palacio Real de Olite
Vistas desde una torre del Palacio Real de Olite
Vistas desde una torre del Palacio Real de Olite
Vistas desde una torre del Palacio Real de Olite
Vistas desde una torre del Palacio Real de Olite
Vistas desde una torre del Palacio Real de Olite
Vistas desde una torre del Palacio Real de Olite
Vistas desde una torre del Palacio Real de Olite
Vistas desde una torre del Palacio Real de Olite
Vistas desde una torre del Palacio Real de Olite
Vistas desde una torre del Palacio Real de Olite
Vistas desde una torre del Palacio Real de Olite

Hasta Mery y Pepe quisieron llevarse un buen recuerdo de su último día de vacaciones por Navarra.

Mery y Pepe en el Palacio Real de Olite

Dimos una última vuelta por el palacio antes de ir a comer.

Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite

Después de comer, para reposar un poco la comida antes de volvernos a nuestro hotel, dimos un paseo hacia la Iglesia de San Pedro. Desde el palacio vimos que tenía pinta de ser bonita.

Iglesia de San Pedro en Olite
Iglesia de San Pedro en Olite

Aquí pusimos punto y final a nuestras vacaciones por Navarra. Creo que es la primera vez en los últimos 5 años que consigo ver todas las cosas que tenía planeadas. Y es que, aunque hubo días que nos salió nublado y con frío, no fue un impedimento para llevar a cabo nuestras visitas.

De todo lo visto, sin ninguna duda, me quedo con la ruta por el Nacedero del Urederra. Varios años atrás descubrí este lugar por las redes sociales y me dije que tenía que visitarlo al menos una vez en la vida. Una vez allí las fotos no hicieron justicia a lo que veían mis ojos en vivo y directo. Me atrevo a decir que, junto al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, es el otoño más espectacular que nunca he visto. Me quedé tan maravillado con el paisaje que ya tengo en mente volver el año próximo.

Sin más que contar de mis vacaciones otoñales por Navarra me despido hasta otra ocasión. Y como es probable que no sea hasta el año 2025 aprovecho para desearos a todos Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo.

País Vasco – Parque Natural de Gorbeia: Hayedo de Otzarreta y Cascada de Uguna

El jueves 14 de noviembre nos disponíamos a visitar un hayedo que ya conocí en el año 2017: el Hayedo de Otzarreta. Se tardaba aproximadamente una hora desde nuestro lugar de alojamiento y no dudamos a la hora de presentarnos allí.

Nuestra marcha se iniciaba sobre las 10:30 con un buen sol en el cielo. Mal asunto porque ello significaba que las fotos no iban a salir muy bien que digamos. No obstante, de vez en cuando se colaba una bonita luz por las ramas de los árboles y las raíces de las hayas quedaban perfectas.

Raíces de haya
Raíces de haya
Raíces de haya

Aunque aún quedaban muchas hojas en los árboles no lucían como es debido. Tanto sol hacía que se apagaran los colores.

Hayedo de Otzarreta
Hayedo de Otzarreta
Hayedo de Otzarreta
Hayedo de Otzarreta
Hayedo de Otzarreta

El paseo hasta el final del hayedo se hace rápido y nos dimos la vuelta por el otro margen del río. Aquí no me quedó más remedio que seguir fotografiando las raíces de las hayas porque la luz en las ramas era horrible.

Raíces de haya
Raíces de haya

Llegué hasta las raíces del haya que se llevan la mayoría de las fotos, las que aparecen en todos los sitios cuando buscas «Hayedo de Otzarreta». Sin ninguna duda, fueron las fotos que más me gustaron (aunque las que hice en 2017 me gustaron más aún).

Raíces del haya más famoso de Otzarreta
Raíces del haya más famoso de Otzarreta
Raíces del haya más famoso de Otzarreta
Raíces del haya más famoso de Otzarreta

Me centré en conseguir fotos desde todas las posiciones del «rey de las hayas». Siempre buscándole las vueltas al sol.

Haya más famoso de Otzarreta
Haya más famoso de Otzarreta
Haya más famoso de Otzarreta
Mery y Pepe posando ante el haya famoso

Para finalizar el paseo por este hayedo hice unas últimas fotos a las hayas del principio.

Hayas de Otzarreta
Hayas de Otzarreta
Hayas de Otzarreta

Decidimos coger el coche e ir hasta el parquing del humedal de Saldropo, a escasos 10 minutos desde el Hayedo de Otzarreta. Desde aquí se puede coger un camino que te lleva hasta la Cascada de Uguna, la cual habíamos visto por internet que es bastante bonita y rodeada de hayas.

Primero llegamos hasta la parte alta de la cascada. Mucho cuidado con dónde poner los pies porque la caída hacia el abismo es cojonuda y no lo cuentas.

Parte alta de la Cascada de Uguna
Parte alta de la Cascada de Uguna

Tras un breve descanso comiendo el bocadillo que habíamos echado por la mañana tuvimos que tomar la decisión de si ir al Hayedo de Presazelai o bajar a la parte baja de la cascada. Como yo ya había visitado el hayedo en 2017 decidimos quedarnos en el lugar y bajar. Fue todo un acierto porque, sin duda, hicimos las fotos más bonitas del día y estuvimos cerca de una hora y media entretenidos captando distintas tomas.

Cascada de Uguna
Cascada de Uguna
Cascada de Uguna
Cascada de Uguna
Cascada de Uguna
Cascada de Uguna
Cascada de Uguna
Mery y Pepe en la Cascada de Uguna

La cuesta arriba hasta el camino principal se nos hizo un pelín cansada. Aunque, con calma, se hace sin ningún tipo de problema.

Esta fue la penúltima de las visitas en nuestras vacaciones por el norte. Al día siguiente tocaría despedirnos de Navarra visitando un Palacio Real que deja sin palabras.