El sábado 28 de octubre, tras comer, estaba dispuesto a darme un paseo por las bellas poblaciones de Anciles y Sahún. He de decir que en la agenda tan solo estaba apuntada la visita a la segunda, pero la recomendación el día anterior de Inma (la chica del Centro de Interpretación del Parque Natural Posets-Maladeta) hizo que también me pasara por Anciles.
Anciles
Se encuentra a escasos 2 km de Benasque, con lo cual, se puede ir andando. Aún así, yo decidí ir con el coche y lo dejé aparcado en un gran aparcamiento a la entrada del pueblo. Nada más llegar, supe que lo que iba a ver me iba a gustar, pues las casas de piedra se divisaban ya desde donde dejé el coche.





Al ser una población pequeña, sus calles estaban desiertas. Más aún con amenaza de lluvia.




Algún gatito se dejó fotografiar. No, no me trajo mala suerte por ser un gato negro.

Aunque lo que más me llamó la atención fueron unos «maceteros». Recuerda: no tires tus viejas zapatillas. Dales una segunda oportunidad.


Y también otros en unos troncos.



Aunque empezaban a caer unas gotas, no me desanimó y seguí paseando por el pueblo. Su tranquilidad era una maravilla.








Estuve entretenido un rato con un par de gatitos, que posaban coquetos ante la cámara. En ese momento, había visto a tres personas y cinco gatos.




La lluvia apretó un poco, lo suficiente para que las calles se mojaran y que las fotos quedaran más bonitas.








Sahún
Desde Anciles fui directo a Sahún. Se tarda aproximadamente 15 minutos, por lo que en una tarde se pueden ver ambas poblaciones.
A la llegada al pueblo, te encuentras también un aparcamiento donde dejar el coche. Allí nos recibirá El Fallero, una estructura realizada en hierro.



Aunque Sahún es más grande que Anciles, sus calles también estaban vacías y fue un gustazo pasear por ellas. Me sorprendió gratamente la tranquilidad que había en todo el valle, después de haber estado con la saturación de Ordesa durante una semana.




Aunque las calles de Anciles me gustaron más, las de Sahún también merece la pena pasear por ellas y admirar sus casas, igualmente preciosas.


















El paseo por Sahún fue más corto que en Anciles. Me apetecía llegar cuanto antes al hotel y descansar tras no haber parado en todo el día. Fue bastante completo acometiendo la ruta al Forau de Aiguallut por la mañana y paseando por estas dos bellas poblaciones por la tarde.
Al día siguiente tocaría realizar una ruta preciosa por la zona y la visita a más poblaciones del Valle de Benasque. Y tengo que admitir que la ruta me sorprendió mucho, muchísimo. Las Gorgas de Alba iban cargadas de agua y, junto al color otoñal, hizo de ello una experiencia que nunca olvidaré.