El domingo 2 de noviembre, tras una semana justa haciendo rutas, decidí parar y así dar descanso al cuerpo. Este día lo tenía planificado para hacer la ruta de Gartxot, que parte desde Izalzu (pueblo a cinco minutos de Ochagavía). Finalmente, decidí darme un paseo por Ochagavía y así conocer el pueblo.




















El pueblo es pequeño y se ve rápidamente, por lo que decidí dar vueltas por los alrededores con el coche. Fui en dirección a Jaurrieta y por el camino hice alguna parada para captar el otoño que lucía sus mejores colores.



No hice parada en el pueblo. Lo crucé y llegué hasta el Área Recreativa de Zatoia. Una señal indicativa marcaba un camino de tierra y sin dudarlo me adentré en él para inspeccionar la zona, pues no ponía en ningún sitio que se tratara de propiedad privada.
Me llevé una gran sorpresa al ver las hayas mostrando toda su porte y belleza. Aparqué el coche en un apartado que vi y no molestaba a nadie para ponerme a tirar fotos con el trípode incluido.






Estuve cerca de una hora fotografiando el trocito de camino que he mostrado en las fotos anteriores. Apenas serían 300 o 400 metros, pero la estampa era tan bonita que me quería llevar de recuerdo fotos desde todos los ángulos.
Cuando me di por satisfecho, retomé mi vuelta a Ochagavía para tomarme de descanso el resto del día. Lo que iba a ser un día tranquilo, sin apenas hacer fotos, derivó en volverme al hotel con fotografías preciosas del otoño en el Valle de Salazar. Y sin necesidad de acercarme a la Selva de Irati: el punto estrella del valle.