El pasado día 1 de mayo, Día del Trabajador, fue el momento de volver a la finca de El Millarón y así entrar a uno de sus hides fotográficos.
Desde hacía varios años tenía en la lista apuntado como objetivo el fotografiar a los cernícalos primilla. Pero, siempre, por unas u otras cosas, desechaba la opción para decantarme por otras aves. A principios de este año, en mis vacaciones de enero, pensé en ir a algún hide para inaugurar el año fotografiando aves. Ahí fue cuando tomé la decisión de no hacerlo y posponer la visita para la primavera con la llegada de los cernícalos primilla.
Dicho esto, el miércoles me levantaba más temprano que un día laboral para poner rumbo a mi destino. Mi llegada a la finca fue sobre las 08:30 y allí me estaba esperando Teo. Pronto, me llevó hasta el hide y según nos íbamos aproximando con el coche vimos a una gran bandada de cernícalos echar a volar. Me sorprendió la cantidad de ellos que había, por lo que Teo me dijo que allí anidaban unas 20 parejas de cernícalos primilla. Es decir, aquello era sinónimo de que la sesión fotográfica iba a ser un éxito.
Apenas llevaba 10 minutos en el hide cuando volvió una hembra, que no paraba de piar.

Se ve que llamaba al macho, que no tardó tampoco en presentarse ante su pareja.

Y en un abrir y cerrar de ojos se pusieron a hacer el amor. Ahí. Delante de la gente. ¡Qué vergüenza!


Poco a poco, comenzaron a llegar más individuos. Y hubo uno de ellos que me regaló unos primeros planos preciosos.


Otro de ellos, incluso, trajo la comida para su pareja, que tenía toda la pinta que estaba incubando.




Y a otra pareja le entró la envidia y también desató la pasión.




Pero los mejores momentos de la mañana me los dio otro macho, que trajo un regalito para su pareja. En el pico traía un gusano verde bien grande. ¡Menudo festín!




Me di cuenta de que una hembra tenía en la espalda un GPS. Le hice una captura en vuelo mientras saltaba de una teja a otra.

Y otro macho cazando.

Para acabar la sesión de la mañana, me entretuve haciendo primeros planos a una hembra que apenas estaba a 3 o 4 metros del cristal del hide.


Como siempre, acudir a uno de los hides de El Millarón es sinónimo de éxito y disfrute. He perdido ya la cuenta de las veces que he ido, pero, a bote pronto, me acuerdo de haber fotografiado allí las siguientes especies: águila real, águila imperial, abejarucos, paseriformes, berrea, elanio azul y, ahora, cernícalo primilla.
Dar las gracias, una vez más, a Olimpia por su gestión y a Teo por las indicaciones. Siempre es un placer volver a este increíble entorno y con total seguridad volveré tarde o temprano.