El sábado 28 de octubre fue mi primer día por el Parque Natural Posets-Maladeta y, en concreto, por el Valle de Benasque. La primera semana de vacaciones había volado y me disponía a encarar la segunda.
Para el Valle de Benasque me programé rutas cortas y visitas a pueblos del valle que había visto que tenían muy buena pinta. La primera de las rutas era, quizá, la más famosa de todo Benasque: la ruta al Forau de Aiguallut.
La tarde de antes, a mi llegada al propio Benasque, me pasé por el Centro de Interpretación del Parque Natural Posets-Maladeta, que estaba justo enfrente del hotel donde me alojaba. Allí me atendió Inma y me dijo que podía acercarme primero a los Ibones de Billamorta. Podía seguir una ruta circular y terminaría en el Forau, pero, finalmente, decidí acercarme tan solo al Ibón de Billamorta Inferior, a escasos 10 minutos del aparcamiento del Refugio de la Besurta, lugar donde dejé el coche.









Desde el Ibón de Billamorta Inferior se tardan unos 45 minutos hasta el superior. Como he dicho, yo decidí darme la vuelta y volver al inicio de la ruta para ir hasta el Forau de Aiguallut por el camino más habitual.

En aproximadamente 45 minutos estaré allí. O eso me dice el cartel, pero yo tardé más debido a las paradas que hice para tomar fotos.

Aunque es una ruta muy factible, tras llevar una semana sin apenas parar haciendo rutas, las piernas se notaban algo cansadas en las subidas. Aún así, me animé diciendo «venga, que hace una semana subiste por la Senda de los Cazadores y esto es pan comido». Pasito a pasito, me dirigía hacia la cascada.





En este llano pastaban varios caballos. Algunos se dejaban acariciar. Otros no me dieron mucha fiabilidad y ni me acerqué.







La Cascada de Aiguallut no quedaba lejos. Incluso, se escuchaba y veía desde donde estaban los caballos. Llevaba mucha agua, que bajaba del Aneto.











La típica foto de postal de la Cascada de Aiguallut es con el Aneto al fondo, sin embargo, yo no tuve la suerte de verlo porque las nubes lo taparon. Estuve esperando sentado durante casi media hora para ver si se levantaban, pero no tenía pinta de que eso fuera a suceder. Como me estaba quedando frío, decidí darme la vuelta y volver al coche.


Hay que decir que las aguas del Forau de Aiguallut desaparecen bajo la tierra durante 4 kilómetros para luego aparecer en el vecino Valle de Arán. Días después, me acerqué a la otra parte para verlo igualmente.


Aunque parecía que el día estaba despejado y soleado, realmente, hacía mucho viento (de ahí que me quedara frío esperando a ver el Aneto).

Estando ya de vuelta en el Refugio de la Besurta empezó a llover. Suerte la mía. Hice las últimas fotos antes de montarme en el coche para volver al pueblo.


Según iba bajando hacia Benasque, paré el coche en varios apartaderos para fotografiar el otoño en el valle. Aquí estaba bastante avanzado y el monte lucía un colorido muy bonito.















Hasta aquí mi primera mañana en el Valle de Benasque. Por la tarde tocaría visitar dos pequeños pueblos que Inma me aconsejó: Anciles y Sahún. Aunque no son muy grandes, su belleza hizo que me entretuviera bastante rato tirando fotos a sus calles.