Navarra – Valle de Améscoa: ruta por el Bosque Encantado de Artea

El viernes 7 de noviembre, último día de mis vacaciones por el norte, me desperté con la idea de investigar una ruta en Larraona, dentro del Valle de Améscoa Alta. El día anterior me dijeron en el hotel que podía ir hasta el Bosque Encantado de Artea y tomé nota.

Antes de nada, comentar que en la Sierra de Urbasa hay dos bosques encantados:

1-Hayedo Encantado de Urbasa. Parte desde el Centro de atención al visitante del Parque Natural de Urbasa y Andía. Hay que subir hasta la Sierra de Urbasa en dirección a Olazagutía. El coche se puede dejar en un aparcamiento que hay justo al lado de este centro de atención.

2-Bosque Encantado de Artea. Parte desde el pueblo de Larraona. El coche se puede dejar en un aparcamiento público que hay en el centro del pueblo.

En mi caso, en otoño de 2024 hice la ruta al Hayedo Encantado de Urbasa y este año ha tocado realizar la ruta al Bosque Encantado de Artea. Dicho esto, en mi último día de vacaciones me puse en movimiento sobre las 09:45. La idea inicial que tenía en la cabeza era tan solo acercarme por la zona para inspeccionarla y así tomar nota para una futura vuelta a la Sierra de Urbasa. Sin embargo, al ver que por Larraona aún quedaba mucho otoño me animé a acometer la ruta, pues yo daba por hecho que también por allí iban a estar los árboles pelados de hojas.

He de decir que la ruta no está señalizada y tuve que preguntar a dos ciclistas con los que me crucé en el pueblo. Ellos fueron los que me dijeron que había que subir por una cuesta de hormigón y que, al finalizar, estás en el inicio del Bosque de Artea. Esta cuesta empieza unos metros antes (yendo desde Zudaire) de llegar al aparcamiento público del centro del pueblo. Al inicio hay una señalización hacia la Pizzería El Molino.

Comienzo de la ruta
Cuesta de hormigón a subir
Al fondo, a la izquierda, está el aparcamiento

Tengo que admitir que me esperaba una cuesta más suave. Y no hacía nada más que subir y subir. Todo, ante la caída de lluvia. Menos mal que me llevé el paraguas.

Subiendo al Bosque Encantado de Artea

A mitad de camino más o menos hay un banco con unas vistas bonitas hacia Larraona. El pueblo cada vez se veía más lejos.

Banco con vistas a Larraona
Larraona

Hice varias paradas durante la subida. No paraba de sudar y yo no hacía nada más que cagarme en su puta madre (hablando claramente).

Subiendo al Bosque Encantado de Artea
Subiendo al Bosque Encantado de Artea
Subiendo al Bosque Encantado de Artea

Efectivamente, cuando se termina el camino de hormigón llegas al Bosque Encantado. A partir de aquí todo es un camino de tierra o veredas por las que perderse.

Bosque Encantado de Artea
Bosque Encantado de Artea
Bosque Encantado de Artea
Bosque Encantado de Artea

Una vez que te adentras en el bosque es todo llano. El esfuerzo y sudores durante la subida se vieron compensados con un increíble entorno lleno de árboles centenarios, colores de otoño y musgo.

Hay una parte del bosque que está vallada con alambre de espinos y, evidentemente, no lo salté. Sin embargo, siguiendo de frente llegas a una parte sin vallar y puedes pasear entre el bosque. Fue una auténtica gozada.

Bosque Encantado de Artea
Bosque Encantado de Artea
Bosque Encantado de Artea
Bosque Encantado de Artea
Bosque Encantado de Artea
Bosque Encantado de Artea
Bosque Encantado de Artea
Bosque Encantado de Artea
Mery y Pepe en el Bosque Encantado de Artea
Bosque Encantado de Artea
Bosque Encantado de Artea
Bosque Encantado de Artea
Bosque Encantado de Artea
Bosque Encantado de Artea

Al ser una ruta no señalizada y haber tantos recovecos en el bosque es muy fácil perderse. Lo leí por las redes sociales antes de ir y los ciclistas que me indicaron cómo llegar me advirtieron de lo mismo. Estuve en todo momento con ojo avizor fijándome en los detalles de rocas o árboles caídos para saber por dónde tenía que volver al camino principal y así evitar algún susto.

Cuando estuve de nuevo en el camino principal seguí de frente para investigar qué había por allí. Me topé con la Ermita de San Benito. A su alrededor había también un otoño precioso.

Llegando a la Ermita de San Benito
Entorno de la Ermita de San Benito
Entorno de la Ermita de San Benito
Entorno de la Ermita de San Benito
Entorno de la Ermita de San Benito
Entorno de la Ermita de San Benito
Entorno de la Ermita de San Benito
Entorno de la Ermita de San Benito
Entorno de la Ermita de San Benito
Entorno de la Ermita de San Benito
Entorno de la Ermita de San Benito
Entorno de la Ermita de San Benito
Entorno de la Ermita de San Benito
Mery y Pepe despidiéndose de sus vacaciones
Los meeples despidiéndose de sus vacaciones
Bosque Encantado de Artea

Aquí, en el Bosque Encantado de Artea, puse punto y final a mis vacaciones otoñales por el norte de España. Fue la traca final porque, sinceramente, no me esperaba que fuera tan bonito y espectacular. El Bosque Encantado de Artea supuso la última de mis sorpresas para despedirme como es debido.

Para finalizar, como he hecho todos los años que he viajado en otoño al norte, dejo mis impresiones y reflexiones.

Análisis del otoño 2025

El otoño 2025 por Aragón y Navarra ha sido el mejor que me he encontrado en los últimos años. Cada día que visitaba algo nuevo o ya conocido alucinaba con los paisajes otoñales encontrados. Me iba moviendo de un sitio a otro según avanzaba el color de otoño. La suerte que no tuve hace dos años en Ordesa, Benasque y Arán estaba reservada para este año por Oza, Roncal, Irati y Urbasa.

Este año he saldado cuentas tenidas desde visitas anteriores: el Bosque de Gamueta, la Estación de Canfranc y el Valle de Aguas Tuertas. Poco a poco, voy tachando lugares en la lista. También he repetido la visita a sitios conocidos otros años: la Selva de Oza y el Nacedero del Urederra. Y es que, aunque este otoño he conocido cosas nuevas, tengo que decir que los días que más disfruté fue en la visita a la Selva de Oza y al Nacedero del Urederra. Para mí, son dos sitios que están en el top de bellezas del norte.

Son tres veces las que he ido en otoño a Los Pirineos y tengo muchos lugares en la lista de sitios que más me han gustado. A continuación, os dejo el ranking que he hecho de los tres primeros:

Rincones más espectaculares

1-Nacedero del Urederra, en el Valle de Améscoa (Navarra)

2-Bosque de la Pardina del Señor, en el Valle de Broto (Aragón)

3-Mata de Haya, en el Valle de Roncal (Navarra)

Conjunto de masas forestales más espectaculares

1-Valle de Ordesa y Valle de Pineta, dentro del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido (Aragón)

2-Selva de Oza, dentro del Parque Natural de los Valles Occidentales (Aragón)

3-Selva de Irati, dentro del Valle de Salazar (Navarra)

Navarra – Sierra de Urbasa: visita al Mirador de Ubaba y al Barranco Alemán

El jueves 6 de noviembre me levanté dispuesto a seguir recordando lugares que visité el año pasado. Cogí el coche y fui hasta el Hayedo Encantado de Urbasa para ver cómo estaba el otoño por allí. Aparqué el coche en el aparcamiento habilitado y no anduve haciendo la ruta, pues allí los árboles estaban ya desnudos de sus hojas y lo iba a ver como en otoño de 2024. Mi objetivo era haberlo visto con más hojas, pero llegué tarde a pesar de que este año he ido una semana antes.

Con esta pequeña decepción, la única en todas las vacaciones, volví con el coche en dirección a Zudaire. Hice una parada en el aparcamiento del Mirador de Ubaba y así volver a hacer fotos desde lo alto. Allí sí sabía que quedaba mucho otoño puesto que el día anterior estuve en el Nacedero del Urederra. Este se ve desde lo alto del Mirador de Ubaba.

Al llegar, el primero de los hayas me dio la bienvenida. Aunque andaba calvo por arriba, aún le quedaban muchas hojas.

Hacia el Mirador de Ubaba

En menos de 10 minutos estaba en el principio del Mirador de Ubaba.

Llegando al Mirador de Ubaba
Vistas desde el Mirador de Ubaba
Vistas desde el Mirador de Ubaba

En el hayedo de arriba los árboles apenas tenían otoño. El año pasado, habiendo ido una semana después, tenían muchas más hojas y lucían mucho más bonitos. De todas maneras, aún quedaban estampas bonitas de otoño.

Hayedo en el Mirador de Ubaba
Hayedo en el Mirador de Ubaba

El paseo por el Mirador de Ubaba era agradable. De vez en cuando el sol hacía el amago de salir y alumbraba parte del hayedo del nacedero.

Vistas desde el Mirador de Ubaba
Vistas desde el Mirador de Ubaba
Vistas desde el Mirador de Ubaba
Vistas desde el Mirador de Ubaba
Vistas desde el Mirador de Ubaba
Vistas desde el Mirador de Ubaba

Como el año pasado, decidí bajar hasta el Barranco Alemán, lugar desde el que hay unas vistas privilegiadas hacia el Nacedero del Urederra.

Bajando hacia el Barranco Alemán
Vistas desde el Barranco Alemán
Vistas desde el Barranco Alemán
Vistas desde el Barranco Alemán
Vistas desde el Barranco Alemán
Mery y Pepe desde el Barranco Alemán

Esta fue mi aventura en el penúltimo día por tierras navarras. Todavía me quedaba el viernes para visitar algo, aunque, sinceramente, no tenía ni idea de dónde iba a ir porque el otoño por la Sierra de Urbasa estaba finiquitado. Por momentos, pensé en no hacer nada el viernes y así tomármelo de descanso para el viaje de vuelta el sábado. No obstante, en el hostal me dieron una idea de adónde podía ir en mi último día de vacaciones.

Navarra – Valle de Améscoa: la maravilla del Nacedero del Urederra

El día 4 de noviembre puse rumbo al último de mis destinos desde la Selva de Irati hasta la Sierra de Urbasa. Aquel día me lo tomé de descanso ya que tenía dos horas de viaje aproximadamente. Mis vacaciones estaban llegando a su fin, aunque aún quedaba uno de los platos fuertes: el Nacedero del Urederra.

Tenía visita reservada para el jueves 6, sin embargo, cambié la reserva para el día 5. El motivo fue que el día 6 iba a llover de lo lindo y, posiblemente, el color azul típico del Urederra desaparecería. Esto es algo que ya nos explicaron el año pasado: cuando llueve, el agua se enturbia y pierde la belleza del color azul.

Dicho esto, el miércoles 5 de noviembre me levanté emocionado por mi reencuentro con el Nacedero del Urederra. Era un sitio que me maravilló en otoño de 2024 y la principal razón de mi vuelta en este otoño.

Sobre las 09:45 me puse en movimiento. El día estaba cerrado de nubes, sin luces duras en el cielo, sin embargo, hacía un viento horrible. Ello provocaba que se agitaran con fuerza las ramas de los árboles y, peor aún, que se volaran la mayoría de hojas. Al llegar hasta el entorno pude ver un color otoñal espectacular. Y, mejor aún, el agua del Urederra lucía con su mejor color azul.

Llegada al comienzo de la ruta

Al llegar al primero de los miradores me quedé embobado. Daba igual que fuera la segunda vez que lo visitara o supiera ya lo que me iba a encontrar. La belleza del Urederra es tal que nada de lo visto anteriormente cuenta. Te sigue impactando.

Nacedero del Urederra
Nacedero del Urederra
Nacedero del Urederra
Nacedero del Urederra

Enseguida fui hasta el segundo de los miradores. De este tengo una foto en lienzo colgada en el salón de casa. Ahora me estoy pensando si cambiarla porque el año pasado el agua no estaba tan azul.

Nacedero del Urederra
Nacedero del Urederra
Nacedero del Urederra
Nacedero del Urederra

Aquí estuve ensayando para ver si lograba captar las hojas en movimiento en el agua. El resultado que buscaba era captar remolinos y me tuve que conformar con lo logrado.

Nacedero del Urederra
Nacedero del Urederra

La senda continúa hacia el tercero de los grandes miradores. El camino era todo un espectáculo de color.

Nacedero del Urederra
Nacedero del Urederra
Nacedero del Urederra
Nacedero del Urederra
Nacedero del Urederra

El último de los miradores grandes es el que, para mi gusto, tiene la estampa más bonita de todas.

Nacedero del Urederra
Nacedero del Urederra
Nacedero del Urederra
Nacedero del Urederra

La vuelta la hice por el mismo sitio, a pesar de que existe un camino alternativo alejado del río. En mi caso, quería captar otra vez la belleza del nacedero.

Nacedero del Urederra
Nacedero del Urederra
Nacedero del Urederra
Nacedero del Urederra
Nacedero del Urederra
Nacedero del Urederra
Nacedero del Urederra
Nacedero del Urederra
Nacedero del Urederra

De las últimas fotos hechas fue para montar posteriormente una panorámica.

Nacedero del Urederra

Me entretuve tanto con las fotos que cuando miré la hora el reloj marcaba las 13:15. Y aún me quedaba volver a Baquedano para coger el coche y así volver al Hostal Ibaisek, ubicado en Zudaire. Quería llegar para la hora de comer.

Con mucha pena abandoné el Nacedero del Urederra. Si ya el año pasado me convencí diciéndome que era de los sitios más bonitos que he conocido nunca, este año he confirmado mis pensamientos. Es más, el día que me despedí de la gente del hostal donde me alojé les dije: nos volveremos a ver. A mí el Urederra me tiene enamorado. Lo he visitado dos veces y tengo clarísimo que volveré una tercera.

Sin más que contar, hasta aquí mis emociones fuertes en este pequeño rinconcito de Navarra. Como he dicho al principio, mis vacaciones tocaban fondo, no obstante, aún me quedarían un par de aventuras por vivir.

Navarra – Valle de Salazar: ruta por el Bosque de Zabaleta (Selva de Irati)

El lunes 3 de noviembre, dos días después de mi primera toma de contacto con la Selva de Irati, volví a este entorno para acometer la última de las rutas senderistas: el Bosque de Zabaleta, marcado como SLNA-63A.

He de decir que me levanté con pocas ganas de seguir pateándome el monte, no obstante, tenía que hacer un esfuerzo porque a eso había ido allí. No iba a desaprovechar la ocasión de volver a Irati, por lo que con mucha fuerza de voluntad comencé a hacer la ruta sobre las 09:45.

Pagué la tasa correspondiente en el centro de información. Esta vez me cobraron 4 euros porque en el Hostal Orialde de Ochagavía me dieron un pase de descuento por alojarme en alguno de los pueblos de la Selva de Irati. El primer día, como aún no había hecho la entrada en el hostal, no me quedó más remedio que pagar los 7 euros de tarifa normal para un coche.

Tras pagar la tasa, lo primero que hice fue hacer una foto a Mery y Pepe en el cartel de Irati. Es un cartel tallado en madera que me parece precioso. Es la bienvenida al entorno, a la belleza, a la magia del otoño, a las leyendas de Irati.

Mery y Pepe llegando a Irati

Y también hice foto a los cuatro meeples que representa a cada uno de mis amigos Sergio, Alba y Estela (el cuarto es un servidor).

Meeples en Irati

La ruta por el Bosque de Zabaleta parte desde la misma caseta de información. Un bosque cerrado de hayas y abetos es el plato de bienvenida.

Iniciando la ruta por el Bosque de Zabaleta
Iniciando la ruta por el Bosque de Zabaleta

En apenas 10 minutos comienzas a subir entre el bosque. Aunque no es una ruta exigente, sí tiene alguna cuesta que te hace arrancar a sudar. En esos momentos, la luz del sol se metía entre el bosque y entre las nieblas que se resistían a levantarse.

Subiendo por el Bosque de Zabaleta
Subiendo por el Bosque de Zabaleta
Subiendo por el Bosque de Zabaleta
Subiendo por el Bosque de Zabaleta

La tarde/noche anterior estuvo lloviendo bastante. Al día siguiente amaneció soleado, aunque el bosque permanecía mojado.

Bosque de Zabaleta

Zabaleta es un bosque muy cerrado en algunos tramos. Y también abierto en otros, dejando que a esas horas de la mañana entrara una luz preciosa.

Bosque de Zabaleta
Bosque de Zabaleta
Bosque de Zabaleta
Bosque de Zabaleta
Bosque de Zabaleta

Es tan cerrado que hubo un momento que el sol alumbraba tímidamente. Tiré una foto a contraluz y me recordó a la escena de El Señor de los Anillos: Las Dos Torres donde Gandalf se reencuentra con Aragorn, Légolas y Gimli (si os he hecho spoiler os jodéis, que habéis tenido 23 años para ver la película).

Sol entrando en el Bosque de Zabaleta

Después de estar bastante rato paseando por el bosque, sin compañía alguna, enlacé con una pista de tierra que lleva hasta la cola del Pantano de Irabia.

Llegando a la pista que lleva a Irabia
Pista que lleva a Irabia
Pista que lleva a Irabia
Pista que lleva a Irabia
Pista que lleva a Irabia
Pista que lleva a Irabia

Desde que se toma la pista hasta la cola del pantano se tarda aproximadamente unos 20 minutos.

Llegando a la cola del pantano
Pantano de Irabia
Pantano de Irabia

Desde aquí se puede acometer una ruta circular a todo el pantano. Si mal no recuerdo, creo que son 8 kilómetros. También se puede seguir la ruta por el Bosque de Zabaleta que lleva de vuelta al punto de información. Elegí la segunda opción.

Volviendo al Bosque de Zabaleta
Volviendo al Bosque de Zabaleta

A la vuelta apenas hice fotos. Siendo sincero, se me hizo bastante larga. Estaba deseando llegar al coche.

Volviendo al punto de inicio
Volviendo al punto de inicio
Volviendo al punto de inicio
Volviendo al punto de inicio

Sobre las 12:30 estaba de vuelta en el punto de información de Casas de Irati. Aproveché para descansar un rato, comer algo del bocadillo que me había llevado y darme una última vuelta por la zona del aparcamiento. Sopesé la idea de acercarme de nuevo hasta la Cascada del Cubo. Finalmente, no me acerqué por tres motivos:

1-Estaba algo cansado no solo por la ruta en sí sino por todas las rutas realizadas durante la semana que llevaba de vacaciones.

2-El sol estaba alzado alto y, posiblemente, entrara una mala luz en la cascada.

3-Ya tenía fotos muy bonitas de la cascada realizadas dos días antes.

Si inicialmente se me pasó por la cabeza volver a acercarme a la cascada era para despedirme de la Selva de Irati de la mejor manera. No obstante, me conformé con todo lo visto durante mi ruta por el Bosque de Zabaleta.

Al día siguiente tocaría abandonar Ochagavía para poner rumbo a un destino en el que estuve en otoño de 2024: el Nacedero del Urederra me esperaba vestido con su traje de gala.

Navarra – Valle de Salazar: paseando por Ochagavía. Maravillándome con los alrededores de Jaurrieta

El domingo 2 de noviembre, tras una semana justa haciendo rutas, decidí parar y así dar descanso al cuerpo. Este día lo tenía planificado para hacer la ruta de Gartxot, que parte desde Izalzu (pueblo a cinco minutos de Ochagavía). Finalmente, decidí darme un paseo por Ochagavía y así conocer el pueblo.

Puente de Ochagavía
Río Zatoia
Puente de Ochagavía
Puente de Ochagavía
Puente de Ochagavía
Calle de Ochagavía
Calle de Ochagavía
Casa en Ochagavía
Calle de Ochagavía
Iglesia de Ochagavía
Iglesia de Ochagavía
Casas en Ochagavía
Escaleras en Ochagavía
Calle en Ochagavía
Desde la carretera que atraviesa el pueblo
Estación Patatera de Ochagavía
Casas en Ochagavía
Casas en Ochagavía
Parque en Ochagavía
Río Zatoia

El pueblo es pequeño y se ve rápidamente, por lo que decidí dar vueltas por los alrededores con el coche. Fui en dirección a Jaurrieta y por el camino hice alguna parada para captar el otoño que lucía sus mejores colores.

Dirección a Jaurrieta
Dirección a Jaurrieta
Dirección a Jaurrieta

No hice parada en el pueblo. Lo crucé y llegué hasta el Área Recreativa de Zatoia. Una señal indicativa marcaba un camino de tierra y sin dudarlo me adentré en él para inspeccionar la zona, pues no ponía en ningún sitio que se tratara de propiedad privada.

Me llevé una gran sorpresa al ver las hayas mostrando toda su porte y belleza. Aparqué el coche en un apartado que vi y no molestaba a nadie para ponerme a tirar fotos con el trípode incluido.

Otoño en las inmediaciones del Área Recreativa de Zatoia
Otoño en las inmediaciones del Área Recreativa de Zatoia
Otoño en las inmediaciones del Área Recreativa de Zatoia
Otoño en las inmediaciones del Área Recreativa de Zatoia
Otoño en las inmediaciones del Área Recreativa de Zatoia
Otoño en las inmediaciones del Área Recreativa de Zatoia

Estuve cerca de una hora fotografiando el trocito de camino que he mostrado en las fotos anteriores. Apenas serían 300 o 400 metros, pero la estampa era tan bonita que me quería llevar de recuerdo fotos desde todos los ángulos.

Cuando me di por satisfecho, retomé mi vuelta a Ochagavía para tomarme de descanso el resto del día. Lo que iba a ser un día tranquilo, sin apenas hacer fotos, derivó en volverme al hotel con fotografías preciosas del otoño en el Valle de Salazar. Y sin necesidad de acercarme a la Selva de Irati: el punto estrella del valle.

Navarra – Valle de Salazar: conociendo la Selva de Irati

El sábado 1 de noviembre llegó el día que estaba marcado en el calendario desde hace casi un año: la visita a la Selva de Irati.

Antes de nada, he de decir que la Selva de Irati era uno de esos lugares guardados en la agenda desde hace años. Por unas u otras causas no ha sido hasta el año 2025 cuando he llevado a cabo su visita.

El día en cuestión salí desde el Valle de Roncal sobre las 09:00. Tenía por delante una hora aproximadamente hasta llegar a Casas de Irati, punto desde el que parten la mayoría de rutas senderistas en el acceso desde Ochagavía.

Según iba con el coche por la carretera de subida vi que el otoño prácticamente no existía, pues el 90% de los árboles tenían la hoja tirada en el suelo. Aún así, mantuve la esperanza en que en la zona de Casas de Irati aún quedara un otoño bonito ya que, a la salida de Ochagavía, el guarda que me cobró el acceso a Irati (7€) me dijo que por las zonas bajas de la Selva de Irati aún quedaba bastante otoño.

A mi llegada vi que así era y pronto comencé a realizar la primera de las rutas planificadas.

Llegada a Irati
Llegada a Irati

Paseo de los Sentidos – SLNA-61A

La ruta comienza en las inmediaciones de la Ermita Virgen de las Nieves. Desde el Punto de Información de Casas de Irati tan solo hay que cruzar el puente que cruza el río Urbeltza y subir por unos escalones de madera. En apenas 5 minutos llegas a la ermita.

Subida a la ermita
Ermita Virgen de las Nieves

Pronto, te internas en un bosque de hayas. En ese momento, caía agua aunque no mucha. Pero la suficiente como para que la cámara comenzara a mojarse. Y yo que me había dejado el paraguas en el coche.

Caminando por el Paseo de los Sentidos
Caminando por el Paseo de los Sentidos
Caminando por el Paseo de los Sentidos

Caminaba solo por el bosque de hayas, sin más presencia humana que la mía. Y eso fue una auténtica gozada viendo que a mi llegada había aparcados 5 autobuses (que teóricamente iban llenos) y alrededor de 100 coches (y los que seguían llegando).

Caminando por el Paseo de los Sentidos
Caminando por el Paseo de los Sentidos
Caminando por el Paseo de los Sentidos

Casi acabando la ruta enlazamos con la carretera. Aquí el color otoñal era bonito.

Carretera de acceso a Irati

Al ser una ruta pequeña de apenas 2km acabé en menos de una hora. Estaba de nuevo en el puente que cruza el río Urbeltza.

Río Urbeltza

Senda del río Urbeltza – SLNA-62A

Antes de comenzar esta ruta fui hasta el coche para echar mano del paraguas. Al menos, que la cámara no siguiera mojándose porque ya me llevé un susto dos años atrás en Ordesa cuando entró humedad en uno de los objetivos. Por suerte, conseguí quitarla con paciencia y un secador de pelo.

Esta ruta es algo más larga, de unos 3,5km y comienza justo por detrás del aparcamiento de los autobuses. Hay que tomar la pista ancha y seguir las indicaciones. En Irati, al menos las rutas que yo acometí, están perfectamente señalizadas y es imposible perderse.

Comienzo de la ruta
Tomando la pista

Enseguida vi que el otoño en esta zona estaba espectacular. Tenía el punto de color que a mí me apasiona y mis emociones se dispararon. No dejaba de pensar que no podía creerme la suerte que estaba teniendo este año con el otoño en cada uno de los sitios visitados.

Senda del río Urbeltza
Senda del río Urbeltza

Lo que más me gustó fue el tramo pegado al río. Aproveché para bajar hasta él y tirar algunas fotos echando mano del trípode. Por suerte, en esos momentos había parado de llover e hizo todo mucho más fácil.

Río Urbeltza
Río Urbeltza
Río Urbeltza
Río Urbeltza
Río Urbeltza
Río Urbeltza

Retomé mi camino y me interné en un bosque cerrado de hayas. Mires por donde mires, en Irati hay bosques de hayas. Por algo es el segundo hayedo-abetal más grande de Europa (solo por detrás de la Selva Negra de Alemania).

Entre el hayedo de Irati
Entre el hayedo de Irati

Al finalizar la subida por el hayedo vuelves a enlazar con la pista que lleva hasta Casas de Irati. Este tramo también fue todo un espectáculo de color otoñal.

Senda del río Urbeltza
Senda del río Urbeltza
Senda del río Urbeltza
Senda del río Urbeltza
Senda del río Urbeltza
Senda del río Urbeltza
Senda del río Urbeltza
Senda del río Urbeltza
Senda del río Urbeltza

Apenas eran las 12:30 y ya había acometido dos de las tres rutas planificadas. Antes de comer el bocadillo echado a la mochila por la mañana (jamón y queso de Roncal) decidí que iba a acometer el último de los objetivos del día.

Ruta a la Cascada del Cubo

Al lado de la fuente encontrada en el punto de información se ubica la salida de esta ruta. La distancia hasta la cascada es de solo 1,2 kilómetros, por lo que en apenas 15 o 20 minutos has llegado.

El comienzo es a través de enormes hayas y abetos que se abrazan unos a otros. Aquello pintaba bien.

Comenzando la ruta hacia la Cascada del Cubo

El camino hacia la cascada fue también todo un espectáculo de color.

Hacia la Cascada del Cubo
Hacia la Cascada del Cubo
Hacia la Cascada del Cubo
Senderista hacia la Cascada del Cubo

El desvío hacia la cascada está bien indicado.

Desvío hacia la cascada

En apenas tres minutos más tienes ante ti la espectacular Cascada del Cubo. Había visto varias fotos por las redes, incluso vídeos en películas o series, pero verla en vivo y directo era otro nivel. Me fascinó desde el momento que apareció ante mis ojos.

Cascada del Cubo
Cascada del Cubo
Cascada del Cubo
Cascada del Cubo
Cascada del Cubo

Me entretuve unos 45 minutos haciendo fotos desde varios puntos. No quería irme de allí, aunque no podía quedarme eternamente.

Cuando me di por satisfecho decidí volver sobre mis pasos. Hay que decir que, justo en el desvío hacia la cascada, hay una senda temática que continúa de frente. Se trata de una ruta circular de aproximadamente unos 10 kilómetros desde el punto de inicio ya comentado. Yo, sin embargo, no quise hacerla y me di la vuelta hasta el punto de información. En otra ocasión, si vuelvo a Irati, será una de las rutas que acometa.

A la vuelta hice algunas fotos más para el recuerdo. Irati estaba portándose bien conmigo.

Ruta hacia la Cascada del Cubo
Ruta hacia la Cascada del Cubo
Río Urbeltza a la vuelta de la Cascada del Cubo

A mi llegada al punto de información decidí parar. Todos los objetivos marcados para el día estaban logrados y ahora solo quedaba comer el bocadillo antes de ir hasta Ochagavía, pueblo en el que me iba a alojar durante los dos días siguientes. No obstante, esta no sería la única visita a la Selva de Irati.

Navarra – Valle de Roncal: ruta por Mata de Haya

El viernes 31 de octubre, Halloween, decidí ir a pasar miedo al sub-valle de Belagua, dentro del Valle de Roncal. Sin embargo, lo que menos sentí fue miedo y sí mucha satisfacción ante una de las sorpresas de mis vacaciones otoñales.

Para este día tenía planificado acercarme hasta el Rincón de Belagua, lugar donde parte una ruta de unos 5 kilómetros (ida y vuelta) por un extenso hayedo. He de decir que elegí esta ruta porque era corta y sencilla para así seguir dosificándome de cara a lo que se venía en días posteriores.

Previamente, apenas encontré fotos de esta zona por las redes sociales. Así que no sabía lo que me iba a encontrar a mi llegada. Nada más aparcar el coche salí de dudas. Me bajé de él asombrado por el enorme hayedo que tenía ante mí. Árboles gigantescos se alzaban altos. Y, para más fortuna, todos con el color otoñal que tanto me apasiona.

Punto de inicio de la ruta
Hayedo de Larra-Belagua
Hayedo de Larra-Belagua

Enseguida comencé a pasear entre el inmenso hayedo. Por un momento quería tirar fotos, sin embargo, me quedaba embobado alzando la cabeza ante seres tan monstruosos. Caminar entre ellos era una sensación única. Y hacerlo sin compañía alguna, escuchando únicamente el canto de los pájaros, el sonido del viento o el crujir de las hojas a mi paso era mejor aún.

Caminando por el Hayedo de Larra-Belagua
Caminando por el Hayedo de Larra-Belagua
Caminando por el Hayedo de Larra-Belagua
Caminando por el Hayedo de Larra-Belagua
Caminando por el Hayedo de Larra-Belagua
Caminando por el Hayedo de Larra-Belagua
Caminando por el Hayedo de Larra-Belagua

La ruta apenas tiene desnivel. Tan solo una pequeña subida hacia lo que creo que era una pradera, lugar desde el que se obtienen unas bonitas vistas hacia las sierras.

Vistas desde la pradera
Vistas desde la pradera
Vistas desde la pradera

Aquí aparecen varias opciones a seguir. Yo decidí volver sobre mis pasos para internarme de nuevo en el profundo hayedo.

Indicaciones a seguir

A la vuelta seguí disfrutando con los rincones encontrados.

Hayedo de Larra-Belagua
Hayedo de Larra-Belagua
Hayedo de Larra-Belagua
Hayedo de Larra-Belagua

El fin de la ruta estaba cerca. De hecho, en la foto anterior se puede ver al fondo el punto de inicio.

Aparcamiento de Larra-Belagua

Desde el coche vi a lo lejos un gato subido al capó de un coche. Estaba aparcado justo al lado del restaurante. Me acerqué hasta él para intentar hacerle una foto. Y me llevé la sorpresa al ver a un pequeñín subido en unos troncos.

Gatitos en Larra-Belagua
Gatito en Larra-Belagua

Como aún tenía mucha mañana por delante decidí subir con el coche hasta un mirador.

Mirador de Larra-Belagua

A la vuelta, paré en un apartado de la carretera para seguir captando el otoño en su máxima expresión.

Otoño en Larra-Belagua

Cuando creía que ya estaba todo servido y que no haría más paradas, me llamó la atención uno de los puentes romanos hallados en las cercanías de Isaba. Paré para inspeccionar la zona y vi que allí estaba también la Cueva del Ibón, la misma que decidí el día anterior no visitar durante la ruta a la Cascada de Belabarce.

Puente de Otsindundua
Puente de Otsindundua
Puente de Otsindundua
Cueva del Ibón
Cueva del Ibón

Pero aquí lo que más me llamó la atención fue el río Belagua. Delante tenía una foto de postal, pero había que bajar cuatro o cinco metros saltando por las rocas. Me arriesgué con mucho cuidado hasta llegar a la orilla del río y así poder fotografiar aquella preciosa estampa.

Otoño sobre el río Belagua
Otoño sobre el río Belagua
Otoño sobre el río Belagua

Aquel día volví al hotel súper emocionado. No me podía creer la suerte que estaba teniendo todos los días en cada sitio visitado. El otoño estaba en el punto de color que tanto me gusta a mí y, además, el tiempo acompañaba para poder hacer fotos bonitas. Porque, aunque hubo días con lluvia, no fue un impedimento para seguir disfrutando de esta época que tantas pasiones levanta.

Para finalizar, quiero compartir con vosotros una conversación tenida con un amigo de Córdoba este mismo día a mi vuelta al hotel. Le comentaba esto mismo, que estaba teniendo mucha suerte con el otoño que me estaba encontrando este año. Y sus palabras me llegaron muy adentro:

Estás en tu momento, tío. Me alegro de que el clima te sonría. He visto a pocas personas tan comprometidas con la naturaleza y con algo tan efímero e intangible como el otoño.

La contestación a esas palabras fue:

Es lo mejor. Que se va rápido y luego esperas ansioso otro año más hasta volver a deleitarte con un nuevo otoño. Si durara meses no sería igual. Porque te cansarías de verlo.

Navarra – Valle de Roncal: ruta hacia la Cascada de Belabarce

El jueves 30 de octubre, mi primer día en el Valle de Roncal, estaba planificado para realizar una sencilla ruta hacia la Cascada de Belabarce. Mi nueva estancia era en Isaba (Hostal Lola) y la ruta partía desde el mismo pueblo.

Tras haber desayunado puse rumbo a esta cascada. El día de antes, al igual que en la Selva de Oza, había estado lloviendo y el monte lucía bastante bonito. Para el citado día iba a estar despejado y esta vez no tuve que echar mano del paraguas.

Nada más salir del pueblo vi algunas nieblas que aún no habían levantado. El paisaje invitaba a pensar que iba a ser un día bueno en cuento a fotografías.

Saliendo de Isaba

Un cartel indicando la Senda Pirenaica supone el comienzo. Hay que seguir las marcas blancas y rojas hacia Zuriza.

Ruta a seguir

Pronto se llega a una pequeña ermita. Me pareció curioso que se llamara igual que la ermita de mi pueblo natal: Ermita Belén.

Ermita Belén

Las nieblas se resistían a abandonar el Valle de Roncal. Y eso para mí era un deleite para mis ojos y mi cámara.

Otoño en el Valle de Roncal
Nieblas en el Valle de Roncal
Nieblas en el Valle de Roncal
Nieblas en el Valle de Roncal

Al rato de estar caminando, un desvío marcaba las indicaciones hacia la Cascada de Belabarce.

Indicaciones a la cascada

Bastante antes de llegar al objetivo del día hice parada durante bastante rato para captar el otoño en el río Belabarce. La estampa que había a su alrededor me pareció preciosa.

Senda hacia la cascada
Río Belabarce
Río Belabarce
Río Belabarce
Río Belabarce

Como se puede apreciar en la siguiente imagen, la ruta está perfectamente señalizada y es imposible perderse.

Indicaciones hacia la cascada

Fue a pocos metros del final de la ruta donde el otoño lucía más impresionante.

Llegando a la Cascada de Belabarce
Llegando a la Cascada de Belabarce
Llegando a la Cascada de Belabarce
Llegando a la Cascada de Belabarce
Llegando a la Cascada de Belabarce
Llegando a la Cascada de Belabarce
Llegando a la Cascada de Belabarce
Llegando a la Cascada de Belabarce

Tan solo quedaba subir una pasarela de madera y tenía ante mí la cascada.

Cascada de Belabarce
Cascada de Belabarce
Mery y Pepe en la Cascada de Belabarce

A la vuelta, tan solo hice una parada en una parte del río donde no había tirado fotos a la ida.

Río Belabarce
Río Belabarce

Hasta aquí esta bonita ruta por el Valle de Roncal. Tan solo comentar un par de cosas:

1-Existe la posibilidad de realizar una ruta circular donde se visita la Cueva del Ibón. En total son unos 9,5 kilómetros (ida y vuelta) y también está señalizado cómo llegar a esta cueva.

2-En mi caso, decidí volver sobre mis pasos y no realizar esta ruta circular. El motivo era porque aún me quedaba algo más de una semana de vacaciones por el norte y quería dosificar esfuerzos para las rutas que estaban por llegar en los siguientes días. En este caso, son unos 8 kilómetros (ida y vuelta), aunque con menos desnivel que la ruta circular.

Para finalizar, comentar que la estancia en el Hostal Lola fue súper satisfactoria. La habitación tenía una cama grande y cómoda. Pero lo más destacable es la comida. Todos los días desayuné, comí y cené allí. Hacen comidas caseras riquísimas. Y el personal es amable, atento y te ayuda en cualquier duda que tengas. De hecho, fue el dueño del hostal quien me indicó desde dónde partía la ruta a la Cascada de Belabarce. Así como también me indicó dónde podía comprar queso del Roncal, quizá, los mejores quesos de toda Navarra.

Navarra – Tafalla: visitando el Palacio Real de Olite

El viernes 15 de noviembre poníamos fin a nuestras vacaciones visitando la población de Olite, famosa por tener un Palacio Real cuya belleza es suprema. Este día teníamos hecha otra reserva en el Nacedero del Urederra, pero al haber quedado contentos con la visita de cuatro días atrás decidimos cancelarla y reservar la entrada al palacio por internet.

Teníamos programada una visita guiada a las 12:00 y llegamos con casi 45 minutos de antelación. Nos dio tiempo de tomar un café en un bar de las cercanías o de visitar el Centro de Recepción del Palacio Real de Olite.

No voy a pararme a contar cada una de las dependencias que visitamos ni la historia de este palacio. Simplemente os diré que, si paráis por la zona, la entrada es una visita obligada.

Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Abeja en el Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Vistas desde el Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite

Se puede subir a algunas de las torres del palacio. La subida hasta la torre más alta de todas provoca algo de vértigo, por la altura y porque el espacio es prácticamente nulo. Caben tres personas escasamente en lo más alto. Eso sí, las vistas dejan con la boca abierta.

Vistas desde una torre del Palacio Real de Olite
Vistas desde una torre del Palacio Real de Olite
Vistas desde una torre del Palacio Real de Olite
Vistas desde una torre del Palacio Real de Olite
Vistas desde una torre del Palacio Real de Olite
Vistas desde una torre del Palacio Real de Olite
Vistas desde una torre del Palacio Real de Olite
Vistas desde una torre del Palacio Real de Olite
Vistas desde una torre del Palacio Real de Olite
Vistas desde una torre del Palacio Real de Olite
Vistas desde una torre del Palacio Real de Olite
Vistas desde una torre del Palacio Real de Olite

Hasta Mery y Pepe quisieron llevarse un buen recuerdo de su último día de vacaciones por Navarra.

Mery y Pepe en el Palacio Real de Olite

Dimos una última vuelta por el palacio antes de ir a comer.

Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite
Palacio Real de Olite

Después de comer, para reposar un poco la comida antes de volvernos a nuestro hotel, dimos un paseo hacia la Iglesia de San Pedro. Desde el palacio vimos que tenía pinta de ser bonita.

Iglesia de San Pedro en Olite
Iglesia de San Pedro en Olite

Aquí pusimos punto y final a nuestras vacaciones por Navarra. Creo que es la primera vez en los últimos 5 años que consigo ver todas las cosas que tenía planeadas. Y es que, aunque hubo días que nos salió nublado y con frío, no fue un impedimento para llevar a cabo nuestras visitas.

De todo lo visto, sin ninguna duda, me quedo con la ruta por el Nacedero del Urederra. Varios años atrás descubrí este lugar por las redes sociales y me dije que tenía que visitarlo al menos una vez en la vida. Una vez allí las fotos no hicieron justicia a lo que veían mis ojos en vivo y directo. Me atrevo a decir que, junto al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, es el otoño más espectacular que nunca he visto. Me quedé tan maravillado con el paisaje que ya tengo en mente volver el año próximo.

Sin más que contar de mis vacaciones otoñales por Navarra me despido hasta otra ocasión. Y como es probable que no sea hasta el año 2025 aprovecho para desearos a todos Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo.

Navarra – Sierra de Urbasa: ruta hacia el Hayedo Encantado

El martes 12 de noviembre amaneció con nieblas y algo de lluvia en la Sierra de Urbasa. Según íbamos ascendiendo por la carretera hacia nuestro destino el limpiaparabrisas del coche no dejaba de moverse y los peores presagios vinieron a nuestras cabezas. Temíamos que nos fuera a llover durante nuestra ruta al Hayedo Encantado de Urbasa, sin embargo, al bajarnos del coche apenas caían unas chispas de agua y pronto los nublados más oscuros comenzaron a irse.

Éramos conscientes de que el hayedo estaba prácticamente pelado de hojas, pues dos días atrás, cuando fuimos de camino a Olazagutía, vimos que en las ramas de los árboles apenas quedaban hojas.

No fue un impedimento para llevar nuestros planes del día. Se trata de una ruta prácticamente llana que discurre entre un gran hayedo. Tan solo hay una subida final al Hayedo Encantado, pero que se tardan 10 minutos como mucho y sin esfuerzo alguno.

Nuestros pies se ponían en marcha sobre las 10:30. A pesar de la escasez de hojas en los árboles, algún que otro haya se resistía a tirarlas del todo.

Hayedo de Urbasa
Hayedo de Urbasa
Hayedo de Urbasa
Hayedo de Urbasa
Hayedo de Urbasa

De camino a nuestro objetivo nos encontramos con gran cantidad de rocas cubiertas de musgo. El otoño no solo es árboles con hojas amarillas y rojas. El musgo también forma parte de él. Y el enorme contraste de su verde con las hojas hacían un paisaje brutal.

Musgo en el Hayedo de Urbasa
Musgo en el Hayedo de Urbasa
Musgo en el Hayedo de Urbasa
Musgo en el Hayedo de Urbasa
Musgo en el Hayedo de Urbasa
Musgo en el Hayedo de Urbasa
Mery y Pepe en el Hayedo de Urbasa

Enseguida, nos internamos en un gran bosque de hayas. Dos semanas atrás seguramente hubiera estado espectacular de color. En ese momento, las hojas formaban una enorme alfombra en el suelo.

Hayedo de Urbasa
Cabaña en el Hayedo de Urbasa
Alfrombra de hojas
Alfrombra de hojas
Alfrombra de hojas

De vez en cuando salía algún rayito de sol que se colaba entre las ramas de los árboles. Aproveché para tirar una foto a contraluz.

Haya a contraluz

Llegamos a una enorme roca donde hicimos un pequeño descanso. Aquí estuvimos postureando un poco. Ya sabéis: las fotos para presumir en Instagram y demás redes sociales ja, ja, ja.

Roca de postureo

En este punto es donde comienza la subida al Hayedo Encantado. Hasta aquí el camino ha sido totalmente llano. Como ya he dicho al principio, en apenas 10 minutos estábamos arriba y comenzamos a internarnos entre los grandes roquedos del Hayedo Encantado.

Hayedo Encantado de Urbasa
Hayedo Encantado de Urbasa
Hayedo Encantado de Urbasa
Hayedo Encantado de Urbasa
Hayedo Encantado de Urbasa
Hayedo Encantado de Urbasa
Hayedo Encantado de Urbasa
Hayedo Encantado de Urbasa
Hayedo Encantado de Urbasa
Hayedo Encantado de Urbasa
Hayedo Encantado de Urbasa
Hayedo Encantado de Urbasa
Hayedo Encantado de Urbasa
Hayedo Encantado de Urbasa
Hayedo Encantado de Urbasa
Hayedo Encantado de Urbasa
Hayedo Encantado de Urbasa
Hayedo Encantado de Urbasa

Perdí la cuenta del tiempo que invertimos en este rinconcito. Solo sé que era ya la hora de comer cuando decidimos volver al coche. De vuelta, me entretuve haciendo fotos que no había hecho a la ida.

Hayedo de Urbasa
Hayedo de Urbasa
Hayedo de Urbasa

A la ida nos resultó llamativo un haya que tenía todas las hojas en sus ramas, estando todas las hayas de alrededor desnudas.

Haya se resiste a perder sus hojas
Volviendo al punto de inicio

Aún se conserva un trocito de raíl por el que circulaban las vagonetas que transportaban la madera durante la tala de árboles.

Raíl de vagoneta
Raíl de vagoneta

La bonita aventura por el Hayedo de Urbasa estaba llegando a su fin.

Terminando la ruta

Sobre las 14:30 llegamos a nuestro punto de inicio: el aparcamiento que hay al lado del Centro de Información del Parque Natural de Urbasa-Andía.

Llegando al punto de inicio
Punto de inicio

En apenas 20 minutos estábamos de vuelta en el Hostal Restaurante Ibaisek, nuestro alojamiento. Os recomiendo la estancia allí por la calidad de sus servicios así como por la comida tan rica que sirven. Además, el personal es muy agradable. La semana que hemos estado allí nos hemos sentido como en casa. Ese fue el único día que comimos a mediodía en el hostal y para reponer fuerzas pedí un buen plato de lentejas. Que, además, hizo algo de frío y tenía que entrar en calor.

Sin más que contar de este día, me despido hasta la siguiente aventura por otro hayedo. Esta vez por Euskadi y que ya visité en el año 2017.