El pasado 19 de octubre fue el día de mi reencuentro con el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Cuando en noviembre de 2021 me despedí de esta zona lo hice diciéndome a mí mismo que, tarde o temprano, volvería al parque nacional para disfrutar de su otoño. Ya en 2022 estuve a punto de hacerlo, aunque, finalmente, decidí visitar Asturias. En 2023 tenía claro que mis pies volverían a caminar por el Valle de Ordesa, el Valle de Pineta, etc.
El primer día de salidas, el 20 de octubre, estaba programado para realizar la ruta grande, la más espectacular y grandiosa, pero las lluvias caídas durante toda la semana y las que iban a caer ese mismo día provocó un cambio de planes.
Nada más desayunar, cogí el coche y me acerqué hasta mi bosque favorito de todos los que he visitado en España: el Bosque de la Pardina del Señor. Aquí hice las fotos más bonitas y espectaculares dos años atrás y quería ver cómo se encontraba en esos momentos. Nada más llegar a sus inmediaciones supe que esta vez no iba a ser tan bello como en 2021, pues el largo verano que hemos tenido también ha afectado al Pirineo Aragonés y estaba todo aún muy verde. No obstante, a pesar de la lluvia que caía en esos momentos, disfruté del momento.





Este día me pasó la primera anécdota. Quise acercarme hasta el Mirador de Añisclo tomando la carretera que baja desde la población de Fanlo. Sin embargo, llegó un momento donde la carretera se cortaba: un enorme tronco de un árbol estaba cruzado en la mitad impidiendo el paso. Abajo, varias máquinas excavadoras estaban de obras. Pensé «¿y ahora cómo demonios doy la vuelta en esta carretera tan estrecha?» Haciendo varias maniobras conseguí dar la vuelta y al llegar a un cruce, donde había un enorme tráiler aparcado, vi un cartel que indicaba que la carretera estaba cortada por obras. Gracias, señor del tráiler, por tapar el puñetero cartel.
Pasada la anécdota y los agobios del principio, volví de nuevo hacia Torla. Tres días después, el lunes, también caía agua a cántaros y decidí acercarme de nuevo a este bosque para ver la evolución del otoño. Aunque no había avanzado mucho, sí se notaban los árboles más amarillos.
Tres días después
Tomé fotos parecidas a las de 2021 (donde el bosque lucía un impresionante colorido), pero esta vez, como podréis comprobar, estaba todo aún muy verde. Bueno, no pasa nada. Si hiciera las mismas fotos no tendría sentido. Ahora tengo fotos de este bosque empezando a tomar color (2023) y también fotos con el otoño en su punto álgido (2021).









En esta ocasión, Mery y Pepe se llevaron de acompañante a su amigo Chewi, que el pobre solo había visto paredes en sus años de vida.


Y en el año 2023 no solo ha habido cambios respecto al color otoñal. Ha habido otros cambios más significativos. El primer viaje largo de mi nuevo juguete 🙂




Y esto es todo lo relativo a este gran bosque. A pesar del desánimo por ver el otoño aún asomándose tímidamente, disfrutar de la lluvia en este bosque es una de las mejores sensaciones que uno puede tener en contacto con la naturaleza. Como ya dije en 2021, animo a todo amante de la naturaleza a visitar el Bosque de la Pardina del Señor en otoño. Simplemente, es espectacular.