Hoy, festivo nacional por ser el Día del Trabajador, lo he aprovechado para ir en busca de los abejarucos. Sobre las 10:15 me presentaba en el lugar al que he acudido otros años y, todo hay que decirlo, lo hacía sin tener mucha esperanza de conseguir alguna foto. Enseguida, me he dado cuenta de que, aunque se escuchara por los alrededores el canto de estas bellas aves, no los veía bajar hasta el lugar donde había puesto el coche. Apenas he estado allí 15 minutos, pues la experiencia de los últimos dos años me decía que allí ya no anidaban, a pesar de que los agujeros en la tierra siguen estando.
Me he guiado por el canto de los abejarucos y, sobre todo, por un coche que estaba aparcado cerca de donde estaba yo. Allí también había alguien con su cámara y objetivo; los nidos de los abejarucos no estaban muy lejos. He aparcado justo detrás y se veía volar a los pájaros cerca, pero aún así quedaban algo lejos de mi objetivo. Ha sido al irse el coche que tenía delante cuando he aprovechado y he acercado el mío hasta una roca que servía de posadero. Aquí es donde ha comenzado el festival de tirar fotos a las aves.







La foto que más me ha gustado de toda la sesión ha sido una donde he podido captar a un abejaruco en vuelo. Según la he visto en la cámara ya sabía que apuntaba a ser la foto estrella de la mañana.

Están siempre pendientes a su alrededor para cazar su presa favorita: las abejas.


Más fotos en vuelo, aunque no tan bonitas como la anterior.


La pareja vigila los alrededores del nido y se turnan para entrar. Es escaso el tiempo que permanece junta en la roca.





Brevemente, ha pasado un milano negro por encima. La foto no es que sea de muy buena calidad, pero me ha hecho ilusión hacerla.

Casi al tiempo de volver a casa un abejaruco me ha dado algunas poses bonitas.





Tendría una última sorpresa antes de venirme a casa. Una cigüeña blanca volaba muy bajo y creo que su intención era posarse por allí cerca, pero al ver el coche se ha marchado lejos. Me ha dado tiempo a hacerle algunas fotos chulas.



Sin más que contar, me despido hasta otra aventura. No es nada descartable que vuelva a acercarme próximamente para seguir haciendo fotos a los abejarucos. La siguiente visita será por la tarde, que la luz seguramente sea mejor.
Un saludo.