El jueves 2 de noviembre estaba programado para entrar a un hide fotográfico de quebrantahuesos en Buseu (Lleida), sin embargo, el día de antes hablé con quien lo gestiona y me dijo que iba a llover muchísimo, provocando que el éxito de fotografiar a las aves fuera a ser escaso. Me dio mucha rabia, pues veía que, otro año más, me iba a volver a Cáceres sin las preciadas fotografías. Me indicaron que el viernes, día de mi vuelta, estaba disponible el hide por la mañana y no daba lluvia, por lo que el éxito estaba prácticamente garantizado. Pero, claro, yo ese día me tenía que volver.
Empecé a darle vueltas a la cabeza y moví mis hilos para ver si era posible ampliar la estancia un día más. Tras consultarlo en el hotel, me dijeron que no había problema. Así que, sin dudarlo, me quedé hasta el sábado para intentar lograr mi objetivo.
Iba de camino al hide en el coche y enseguida supe que esta vez sí iba a ser la definitiva. Los buitres esperaban ansiosos su festín y algún que otro quebrantahuesos volaba alrededor buscando comida. Me quedé muy sorprendido al ver a Gerard preparar la carroña y los buitres estaban alrededor siguiéndole como si hubieran pasado meses desde la última comilona.
Apenas diez o quince minutos después de que él se fuera, los buitres alzaron el vuelo y llegó el momento de los quebrantahuesos. Vi varios revolotear por encima del hide y me quedé embobado observando su elegancia al hacer los giros. Por encima de tirarles fotos, la experiencia fue inolvidable al ver al Señor de los Cielos Pirenaicos tan cerca.
Cuando llevaba una hora y media haciendo fotos, eran tantas las que tenía ya en vuelo y posando, que me dediqué única y exclusivamente a observarlos.
Sobre las 13:00 di por finalizada mi sesión estando emocionado y orgulloso por las fotos que había conseguido. De todas las espinas clavadas que me quedaron en el año 2021, sin ningún tipo de duda, la que más me dolió fue la de no haber conseguido ni una sola foto de los quebrantahuesos en otro hide fotográfico. En 2023, para compensarlo, me volví a casa con 2100 fotos, de las cuales, apenas me he quedado con 110. Yo os dejo por aquí con las que más me han gustado.
Este fue el cierre definitivo a unas memorables vacaciones por Aragón y Cataluña. Puse el broche de oro y diamantes consiguiendo fotos de un ave que tenía fijado desde hace 4 años aproximadamente.






















